Este poema celebra la llegada de los africanos a América. Describe cómo trajeron su fuerza, cultura y espíritu, y cómo su presencia ha contribuido a moldear la identidad definitiva de América.
El ajedrez numérico consiste en representar una posición de ajedrez legal mediante números en lugar de piezas. El número en cada casilla nos dice los movimientos que tiene la pieza que hay en ella. Es así de simple.
En todos los diagramas de este libro los tableros responden a esta forma de representar. La mayoría incluyen una pregunta que podrá ser respondida cuando se complete el rompecabezas con lo que a la dificultad de resolver la posición se añadirá responder esa pregunta lo que requerirá analizar lo que tuvo que ocurrir en la partida hasta el instante representado. Esto le garantiza una diversión añadida al reto inicial.
En ocasiones podrá parecer que el problema tiene varias soluciones por poder ir en una casilla varias piezas con el número de movimientos que indica pero en esos casos habrá que examinar lo que tuvo que ocurrir durante la partida para llegar a esa posición y así verá que en esa casilla solo puede ir una de las piezas que en teoría podrían estar.
Puede ocurrir esto o muchas otras cosas que el lector irá descubriendo.
Lo importante es que todas las posiciones corresponden a situaciones que se han producido en el transcurso de una partida; no hay lugar a posiciones imposibles como podría ser pensar en un alfil negro en la casilla a8 y un peón negro en b7 por la sencilla razón de que es imposible que en una partida de ajedrez un alfil negro llegue a a8 habiendo un peón negro en b7.
El ajedrez numérico consiste en representar una posición de ajedrez legal mediante números en lugar de piezas. El número en cada casilla nos dice los movimientos que tiene la pieza que hay en ella. Es así de simple.
En todos los diagramas de este libro los tableros responden a esta forma de representar. La mayoría incluyen una pregunta que podrá ser respondida cuando se complete el rompecabezas con lo que a la dificultad de resolver la posición se añadirá responder esa pregunta lo que requerirá analizar lo que tuvo que ocurrir en la partida hasta el instante representado. Esto le garantiza una diversión añadida al reto inicial.
En ocasiones podrá parecer que el problema tiene varias soluciones por poder ir en una casilla varias piezas con el número de movimientos que indica pero en esos casos habrá que examinar lo que tuvo que ocurrir durante la partida para llegar a esa posición y así verá que en esa casilla solo puede ir una de las piezas que en teoría podrían estar.
Puede ocurrir esto o muchas otras cosas que el lector irá descubriendo.
Lo importante es que todas las posiciones corresponden a situaciones que se han producido en el transcurso de una partida; no hay lugar a posiciones imposibles como podría ser pensar en un alfil negro en la casilla a8 y un peón negro en b7 por la sencilla razón de que es imposible que en una partida de ajedrez un alfil negro llegue a a8 habiendo un peón negro en b7.
Examen de Selectividad. Geografía junio 2024 (Convocatoria Ordinaria). UCLMJuan Martín Martín
Examen de Selectividad de la EvAU de Geografía de junio de 2023 en Castilla La Mancha. UCLM . (Convocatoria ordinaria)
Más información en el Blog de Geografía de Juan Martín Martín
http://blogdegeografiadejuan.blogspot.com/
Este documento presenta un examen de geografía para el Acceso a la universidad (EVAU). Consta de cuatro secciones. La primera sección ofrece tres ejercicios prácticos sobre paisajes, mapas o hábitats. La segunda sección contiene preguntas teóricas sobre unidades de relieve, transporte o demografía. La tercera sección pide definir conceptos geográficos. La cuarta sección implica identificar elementos geográficos en un mapa. El examen evalúa conocimientos fundamentales de geografía.
Documento sobre las diferentes fuentes que han servido para transmitir la cultura griega, y que supone la primera parte del tema 4 de "Descubriendo nuestras raíces clásicas", optativa de bachillerato en la Comunitat Valenciana.
El Liberalismo económico en la sociedad y en el mundo
Nicolás guillén. poemas
1. NICOLÁS GUILLÉN
POEMAS
MOTIVOS DE SON
SÓNGORO COSONGO
WEST INDIES, LTD.
CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
EL SON ENTERO
EDICIONES PDA
POESÍA
2. NICOLÁS GUILLÉN
POEMAS
EDICIONES PDA
LIBROS DIGITALES/POESÍA
http://edicionespda.blogspot.com
3. ÍNDICE
MOTIVOS DE SON (1930) .................................................................... 6
1. NEGRO BEMBÓN ................................................................................ 7
2. MULATA ............................................................................................ 8
3. SI TÚ SUPIERA... ................................................................................ 9
4. SIGUE... .......................................................................................... 10
5. HAY QUE TENÉ BOLUNTÁ ................................................................. 11
6. BÚCATE PLATA ................................................................................ 12
7. MI CHIQUITA ................................................................................... 13
8. TÚ NO SABE INGLÉ ........................................................................... 14
SÓNGORO COSONGO (1931) ........................................................... 15
PRÓLOGO ............................................................................................ 16
LLEGADA ............................................................................................ 18
LA CANCIÓN DEL BONGÓ ...................................................................... 20
PEQUEÑA ODA A UN NEGRO BOXEADOR CUBANO ................................... 22
MUJER NUEVA .................................................................................... 24
MADRIGAL .......................................................................................... 25
MADRIGAL .......................................................................................... 26
CANTO NEGRO ..................................................................................... 27
RUMBA................................................................................................ 28
CHÉVERE ............................................................................................ 30
VELORIO DE PAPÁ MONTERO............................................................... 31
ORGANILLO ......................................................................................... 33
QUIRINO ............................................................................................. 34
CAÑA .................................................................................................. 35
SECUESTRO DE LA MUJER DE ANTONIO ................................................ 36
PREGÓN .............................................................................................. 38
WEST INDIES, LTD. (1934) ............................................................... 39
PALABRAS EN EL TRÓPICO ................................................................... 40
BALADA DE LOS DOS ABUELOS ............................................................. 43
MADRIGAL .......................................................................................... 46
SABÁS ................................................................................................. 47
NOCTURNO EN LOS MUELLES ............................................................... 49
4. BALADA DEL GÜIJE .............................................................................. 51
ADIVINANZAS ...................................................................................... 53
MARACAS ............................................................................................ 54
SENSEMAYÁ ........................................................................................ 55
EL ABUELO ......................................................................................... 57
CAMINANDO ........................................................................................ 58
CALOR ................................................................................................ 60
DOS NIÑOS .......................................................................................... 62
BALADA DE SIMÓN CARABALLO ........................................................... 63
CANCIÓN DE LOS HOMBRES PERDIDOS ................................................. 65
WEST INDIES, LTD. ............................................................................. 68
GUADALUPE W. I. ............................................................................... 78
CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA
TURISTAS (1937) ...................................................................... 80
CANTOS PARA SOLDADOS ................................................................ 81
SOLDADO, APRENDE A TIRAR... ............................................................. 82
NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ... .............................................................. 83
SOLDADO MUERTO ............................................................................... 85
FUSILAMIENTO .................................................................................... 86
RIESGO Y VENTURA DE DOS SOLDADOS ................................................. 87
DIANA ................................................................................................. 90
SOLDADO ASÍ NO HE DE SER ................................................................. 91
SOLDADOS EN ABISINIA ....................................................................... 93
YANQUI CON SOLDADO ........................................................................ 96
ELEGÍA A UN SOLDADO VIVO ................................................................ 97
CANCIÓN........................................................................................... 101
BALADA DEL POLICÍA Y EL SOLDADO .................................................. 102
SOLDADO LIBRE ................................................................................ 104
SONES PARA TURISTAS ................................................................... 105
JOSÉ RAMÓN CANTALISO .................................................................. 106
I. CANTALISO EN UN BAR ................................................................... 108
II. VISITA A UN SOLAR ....................................................................... 110
III. SON DEL DESAHUCIO ................................................................... 113
EL SON ENTERO (1947) .................................................................. 115
GUITARRA ......................................................................................... 116
MI PATRIA ES DULCE POR FUERA........................................................ 118
SUDOR Y LÁTIGO ............................................................................... 121
ÉBANO REAL ..................................................................................... 122
SON NÚMERO 6 ................................................................................. 124
5. TURIGUANÓ ...................................................................................... 126
CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO ....................................................... 128
UNA CANCIÓN EN EL MAGDALENA ..................................................... 130
ELEGÍA ............................................................................................. 132
SON VENEZOLANO ............................................................................. 134
BARLOVENTO .................................................................................... 136
GLOSA .............................................................................................. 139
PALMA SOLA ...................................................................................... 141
AGUA DEL RECUERDO ........................................................................ 142
UN SON PARA NIÑOS ANTILLANOS ...................................................... 144
LA VIDA EMPIEZA A CORRER... ............................................................ 146
PERO QUE TE PUEDA VER... ................................................................ 147
EL NEGRO MAR .................................................................................. 148
ÁCANA .............................................................................................. 149
APUNTE ............................................................................................ 150
IBA YO POR UN CAMINO ...................................................................... 151
¡AY, SEÑORA, MI VECINA!... ................................................................ 152
LA TARDE PIDIENDO AMOR ................................................................. 153
ROSA TÚ, MELANCÓLICA... ................................................................. 154
UNA CANCIÓN A STALIN .................................................................... 156
POEMA CON NIÑOS ............................................................................ 158
7. NICOLÁS GUILLÉN
1. NEGRO BEMBÓN
¿Po qué te pone tan brabo,
cuando te disen negro bembón,
si tiene la boca santa,
negro bembón?
Bembón así como ere
tiene de to;
Caridá te mantiene,
te lo da to.
7
Te queja todabía,
negro bembón;
sin pega y con harina,
negro bembón;
majagua de dri blanco,
negro bembón;
sapato de do tono,
negro bembón...
Bembón así como ere,
tiene de to;
Caridá te mantiene,
te lo da to.
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8. MOTIVOS DE SON
2. MULATA
Ya yo me enteré, mulata,
mulata, ya sé que dise
que yo tengo la narise
como nudo de cobbata.
Y fíjate bien que tú
no ere tan adelantá,
poqque tu boca e bien grande,
y tu pasa, colorá.
8
Tanto tren con tu cueppo,
tanto tren;
tanto tren con tu boca,
tanto tren;
tanto tren con tu sojo,
tanto tren.
Si tú supiera, mulata,
la veddá;
¡que yo con mi negra tengo,
y no te quiero pa na!
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9. NICOLÁS GUILLÉN
3. SI TÚ SUPIERA...
¡Ay, negra,
si tú supiera!
Anoche te bi pasá
y no quise que me biera.
A é tú le hará como a mí,
que cuando no tube plata
te corrite de bachata,
sin acoddadte de mí.
Sóngoro cosongo,
9
sogo bé;
sóngoro cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno,
sóngoro de tre.
Aé,
bengan a be;
aé,
bamo pa be;
bengan, sóngoro cosongo,
¡sóngoro cosongo de mamey!
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10. MOTIVOS DE SON
4. SIGUE...
Camina, caminante,
sigue;
camina y no te pare,
sigue.
Cuando pase po su casa
no le diga que me bite:
camina, caminante,
sigue.
10
Sigue y no te pare,
sigue:
no la mire si te llama,
sigue;
acuéddate que ella e mala,
sigue.
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11. NICOLÁS GUILLÉN
5. HAY QUE TENÉ BOLUNTÁ
Mira si tú me conose,
que ya no tengo que hablá:
cuando pongo un ojo así,
e que no hay na;
pero si lo pongo así,
tampoco hay na.
Empeña la plancha elétrica,
pa podé sacá mi flú;
11
buca un reá,
buca un reá,
cómprate un paquete’ vela
poqque a la noche no hay lu.
¡Hay que tené boluntá,
que la salasión no e
pa toa la bida!
Camina, negra, y no yore,
be p'ayá;
camina, y no yore, negra,
ben p’acá:
camina, negra, camina,
¡que hay que tené boluntá!
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12. MOTIVOS DE SON
6. BÚCATE PLATA
Búcate plata,
búcate plata,
poqque no doy un paso má:
etoy a arró con galleta,
na ma.
Yo bien sé cómo etá to,
pero biejo, hay que comé:
búcate plata,
búcate plata,
12
poqque me boy a corré.
Depué dirán que soy mala,
y no me quedrán tratá,
pero amó con hambre, biejo,
¡qué ba!
Con tanto sapato nuebo,
¡qué ba!
Con tanto reló, compadre,
¡qué ba!
Con tanto lujo, mi negro,
¡qué ba!
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13. NICOLÁS GUILLÉN
7. MI CHIQUITA
La chiquita que yo tengo
tan negra como e,
no la cambio po ninguna,
po ninguna otra mujé.
Ella laba, plancha, cose,
y sobre to, caballero,
¡como cosina!
13
Si la bienen a bucá
pa bailá,
pa comé,
ella me tiene que llebá,
o traé.
Ella me dise: mi santo,
tú no me puede dejá;
bucamé,
bucamé,
bucamé,
pa gosá.
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14. MOTIVOS DE SON
8. TÚ NO SABE INGLÉ
Con tanto inglé que tú sabía,
Bito Manué,
con tanto inglé, no sabe ahora
desí ye.
La mericana te buca,
y tú le tiene que huí:
tu inglé era de etrái guan,
de etrái guan y guan tu tri.
14
Bito Manué, tú no sabe inglé,
tú no sabe inglé,
tú no sabe inglé.
No te namore ma nunca,
Bito Manué,
si no sabe inglé,
si no sabe inglé.
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16. SÓNGORO COSONGO
PRÓLOGO
¿Prólogo? Sí. Prólogo…
Pero nada grave, porque estas primeras páginas deben ser
frescas y verdes, como ramas jóvenes.
Realmente, yo soy partidario de colocar los prólogos al fi-
nal, como si fueran epílogos. Y en todo caso, dejar los epí-
logos para los libros que no tengan prólogo.
16
Por otra parte, un prólogo ajeno tiene cierta intención pro-
visional de cosa prestada. Después de impreso el libro, el
autor que le puso al comienzo unas líneas del amigo debe
vivir con el sobresalto de que éste se las pida:
––Dice Menéndez que cuando termine con el prólogo se lo
mande…
Y a lo mejor, es para emplearlo en otra obra. Para prestár-
selo a otro amigo.
Mi prólogo es mío.
Puedo decir, pues ––aclarado lo anterior–– que me decido a
publicar una colección de poemas en virtud de tenerlos ya
escritos. En esto soy un poco más honrado que ciertos auto-
res cuando anuncian sus obras sin haber redactado una
sola línea de ellas. Casi siempre, dicho anuncio aparece en
el primer libro, con un título lleno de goma: «Obras en pre-
paración». Y en seguida, una lista que comprende varios
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17. NICOLÁS GUILLÉN
tomos de poesías, crítica, teatro, novela… Todo un mundo
de aspiraciones, pero con muy cortas alas para el vuelo.
No ignoro, desde luego, que estos versos les repugnen a mu-
chas personas, porque ellos tratan asuntos de los negros y
del pueblo. No me importa. O mejor dicho: me alegra. Eso
quiere decir que espíritus tan puntiagudos no están in-
cluidos en mi temario lírico. Son gentes buenas, además.
Han arribado penosamente a la aristocracia desde la coci-
na, y tiemblan en cuanto ven un caldero.
Diré finalmente que éstos son unos versos mulatos. Parti-
cipan acaso de los mismos elementos que entran en la com-
posición étnica de Cuba, donde todos somos un poco nís-
pero. ¿Duele? No lo creo. En todo caso, precisa decirlo an-
tes de que lo vayamos a olvidar. La inyección africana en 17
esta tierra es tan profunda, y se cruzan y entrecruzan en
nuestra bien regada hidrografía social tantas corrientes
capilares, que sería trabajo de miniaturista desenredar el
jeroglífico.
Opino por tanto que una poesía criolla entre nosotros no lo
será de un modo cabal con olvido del negro. El negro ––a
mi juicio–– aporta esencias muy firmes a nuestro coctel. Y
las dos razas que en la Isla salen a flor de agua, distantes
en lo que se ve, se tienden un garfio submarino, como esos
puentes hondos que unen en secreto dos continentes. Por lo
pronto, el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia
la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá:
«color cubano».
Estos poemas quieren adelantar ese día.
N. G.
La Habana, 1931.
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18. SÓNGORO COSONGO
LLEGADA
¡Aquí estamos!
La palabra nos viene húmeda de los bosques,
y un sol enérgico nos amanece entre las venas.
El puño es fuerte
y tiene el remo.
En el ojo profundo duermen palmeras exorbitantes.
El grito se nos sale como una gota de oro virgen.
Nuestro pie,
18
duro y ancho,
aplasta el polvo en los caminos abandonados
y estrechos para nuestras filas.
Sabemos dónde nacen las aguas,
y las amamos porque empujaron nuestras canoas bajo los
cielos rojos.
Nuestro canto
es como un músculo bajo la piel del alma,
nuestro sencillo canto.
Traemos el humo en la mañana,
y el fuego sobre la noche,
y el cuchillo, como un duro pedazo de luna,
apto para las pieles bárbaras;
traemos los caimanes en el fango,
y el arco que dispara nuestras ansias,
y el cinturón del trópico,
y el espíritu limpio.
Traemos
nuestro rasgo al perfil definitivo de América.
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19. NICOLÁS GUILLÉN
¡Eh, compañeros, aquí estamos!
La ciudad nos espera con sus palacios, tenues
como panales de abejas silvestres;
sus calles están secas como los ríos cuando no llueve en la
montaña,
y sus casas nos miran con los ojos pávidos de las ventanas.
Los hombres antiguos nos darán leche y miel
y nos coronarán de hojas verdes.
¡Eh, compañeros, aquí estamos!
Bajo el sol
nuestra piel sudorosa reflejará los rostros húmedos de los
vencidos,
y en la noche, mientras los astros ardan en la punta de
nuestras llamas,
nuestra risa madrugará sobre los ríos y los pájaros. 19
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20. SÓNGORO COSONGO
LA CANCIÓN DEL BONGÓ
Esta e la canción del bongó:
––Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
Uno dicen: Ahora mismo,
otros dicen: Allá voy.
Pero mi repique bronco,
pero mi profunda voz,
convoca al negro y al blanco,
que bailan el mismo son,
20
cueripardos y almiprietos
más de sangre que de sol,
pues quien por fuera no es noche,
por dentro ya oscureció.
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
En esta tierra, mulata
de africano y español
(Santa Bárbara de un lado,
del otro lado, Changó),
siempre falta algún abuelo,
cuando no sobra algún Don
y hay títulos de Castilla
con parientes en Bondó:
vale más callarse, amigos,
y no menear la cuestión,
porque venimos de lejos,
y andamos de dos en dos.
Aquí el que más fino sea,
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21. NICOLÁS GUILLÉN
responde, si llamo yo.
Habrá quien llegue a insultarme,
pero no de corazón;
habrá quien me escupa en público,
cuando a solas me besó…
A ése le digo:
––Compadre,
ya me pedirás perdón,
ya comerás de mi ajiaco,
ya me darás la razón,
ya me golpearás el cuero,
ya bailarás a mi voz,
ya pasearemos del brazo,
ya estarás donde yo estoy: 21
ya vendrás de abajo arriba,
¡que aquí el más alto soy yo!
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22. SÓNGORO COSONGO
PEQUEÑA ODA A UN NEGRO BOXEADOR CUBANO
Tus guantes
puestos en la punta de tu cuerpo de ardilla,
y el punch de tu sonrisa.
El Norte es fiero y rudo, boxeador.
Ese mismo Broadway,
que en actitud de vena se desangra
para chillar junto a los rings
en que tú saltas como un moderno mono elástico,
22
sin el resorte de las sogas,
ni los almohadones del clinch;
ese mismo Broadway
que unta de asombro su boca de melón
ante tus puños explosivos
y tus actuales zapatos de charol;
ese mismo Broadway,
es el que estira su hocico con una enorme lengua húmeda,
para lamer glotonamente
toda la sangre de nuestro cañaveral.
De seguro que tú
no vivirás al tanto de ciertas cosas nuestras,
ni de ciertas cosas de allá,
porque el training es duro y el músculo traidor,
y hay que estar hecho un toro,
como dices alegremente, para que el golpe duela más.
Tu inglés,
un poco más precario que tu endeble español,
sólo te ha de servir para entender sobre la lona
cuanto en su verde slang
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23. NICOLÁS GUILLÉN
mascan las mandíbulas de los que tú derrumbas
jab a jab.
En realidad acaso no necesitas otra cosa,
porque como seguramente pensarás,
ya tienes tu lugar.
Es bueno, al fin y al cabo,
hallar un punching bag,
eliminar la grasa bajo el sol,
saltar,
sudar,
nadar,
y de la suiza al shadow boxing,
de la ducha al comedor,
salir pulido, fino, fuerte
como un bastón recién labrado 23
con agresividades de black jack.
Y ahora que Europa se desnuda
para tostar su carne al sol
y busca en Harlem y en La Habana
jazz y son,
lucirse negro mientras aplaude el bulevar,
y frente a la envidia de los blancos
hablar en negro de verdad.
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24. SÓNGORO COSONGO
MUJER NUEVA
Con el círculo ecuatorial
ceñido a la cintura como a un pequeño mundo,
la negra, mujer nueva,
avanza en su ligera bata de serpiente.
Coronada de palmas
como una diosa recién llegada,
ella trae la palabra inédita,
el anca fuerte,
24
la voz, el diente, la mañana y el salto.
Chorro de sangra joven
bajo un pedazo de piel fresca,
y el pie incansable
para la pista profunda del tambor.
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25. NICOLÁS GUILLÉN
MADRIGAL
De tus manos gotean
las uñas, en un manojo de diez uvas moradas.
Piel,
carne de tronco quemado,
que cuando naufraga en el espejo, ahúma
las algas tímidas del fondo.
25
EDICIONES PDA
26. SÓNGORO COSONGO
MADRIGAL
Tu vientre sabe más que tu cabeza
y tanto como tus muslos.
Ésa
es la fuerte gracia negra
de tu cuerpo desnudo.
Signo de selva el tuyo,
con tus collares rojos,
tus brazaletes de oro curvo,
26
y ese caimán oscuro
nadando en el Zambeze de tus ojos.
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27. NICOLÁS GUILLÉN
CANTO NEGRO
¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.
27
El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,
aé;
yambó,
aé.
Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
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28. SÓNGORO COSONGO
RUMBA
La rumba
revuelve su música espesa
con en palo.
Jengibre y canela…
¡Malo!
Malo, porque ahora vendrá el negro chulo
con Fela.
Pimienta de la cadera,
28
grupa flexible y dorada:
rumbera buena,
rumbera mala.
En el agua de tu bata
todas mis ansias navegan:
rumbera buena,
rumbera mala.
Anhelo el de naufragar
en ese mar tibio y hondo:
¡fondo
del mar!
Trenza tu pie con la música
el nudo que más me aprieta:
resaca de tela blanca
sobre tu carne trigueña.
Locura del bajo vientre,
aliento de boca seca;
el ron que se te ha espantado,
EDICIONES PDA
29. NICOLÁS GUILLÉN
y el pañuelo como rienda.
Ya te cogeré domada,
ya te veré bien sujeta,
cuando como ahora huyes,
hacia mi ternura vengas,
rumbera
buena;
o hacia mi ternura vayas,
rumbera
mala.
No ha de ser larga la espera,
rumbera
buena;
ni será eterna la bacha,
rumbera 29
mala;
te dolerá la cadera,
rumbera
buena;
cadera dulce y sudada,
rumbera
mala…
¡Último
trago!
Quítate, córrete, vámonos…
¡Vamos!
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30. SÓNGORO COSONGO
CHÉVERE
Chévere del navajazo,
se vuelve él mismo navaja:
pica tajadas de luna,
mas la luna se le acaba;
pica tajadas de canto,
mas el canto se le acaba;
pica tajadas de sombra,
mas la sombra se le acaba,
30
y entonces pica que pica
carne de su negra mala.
EDICIONES PDA
31. NICOLÁS GUILLÉN
VELORIO DE PAPÁ MONTERO
Quemaste la madrugada
con fuego de tu guitarra:
zumo de caña en la jícara
de tu carne prieta y viva,
bajo luna muerta y blanca.
El son te salió redondo
y mulato, como el níspero.
Bebedor de trago largo,
31
garguero de hoja de lata,
en mar de ron barco suelto,
jinete de la cumbancha:
¿qué vas a hacer con la noche,
si ya no podrás tomártela,
ni que vena te dará
la sangre que te hace falta,
si se te fue por el caño
negro de la puñalada?
¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero!
En el solar te esperaban,
pero te trajeron muerto;
fue bronca de jaladera,
pero te trajeron muerto;
dicen que él era tu ecobio,
pero te trajeron muerto;
el hierro no apareció,
pero te trajeron muerto.
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32. SÓNGORO COSONGO
Ya se acabó Baldomero:
¡zumba, canalla y rumbero!
Sólo dos velas están
quemando un poco de sombra:
para tu pequeña muerte
con esas dos velas sobra.
Y aun te alumbran, más que velas,
la camisa colorada
que iluminó tus canciones,
la prieta sal de tus sones
y tu melena planchada.
¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero! 32
Hoy amaneció la luna
en el patio de mi casa;
de filo cayó en la tierra
y allí se quedó clavada.
Los muchachos la cogieron
para lavarle la cara,
y yo la traje esta noche
y te la puse de almohada.
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33. NICOLÁS GUILLÉN
ORGANILLO
El sol a plomo. Un hombre
va al pie del organillo.
Manigueta: «Epabílate, mi conga,
mi conga...»
Ni un kilo en los bolsillos,
y la conga
muerta en el organillo.
33
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34. SÓNGORO COSONGO
QUIRINO
¡Quirino
con su tres!
La bemba grande, la pasa dura,
sueltos los pies,
y una mulata que se derrite de sabrosura…
¡Quirino
con su tres!
Luna redonda que lo vigila cuando regresa
34
dando traspiés;
jipi en la chola, camisa fresa…
¡Quirino
con su tres!
Tibia accesoria para la cita,
la madre ––negra Paula Valdés––
suda, envejece, busca la frita…
¡Quirino
con su tres!
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35. NICOLÁS GUILLÉN
CAÑA
El negro
junto al cañaveral.
El yanqui
sobre el cañaveral.
La tierra
bajo el cañaveral.
35
¡Sangre
que se nos va!
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36. SÓNGORO COSONGO
SECUESTRO DE LA MUJER DE ANTONIO
Te voy a beber de un trago,
como una copa de ron;
te voy a echar en la copa
de un son,
prieta, quemada en ti misma,
cintura de mi canción.
Záfate tu chal de espumas
para que torees la rumba;
36
y si Antonio se disgusta
que se corra por ahí:
¡la mujer de Antonio tiene
que bailar aquí!
Desamárrate, Gabriela.
Muerde
la cáscara verde,
pero no apagues la vela;
tranca
la pájara blanca,
y vengan de dos en dos,
que el bongó
se calentó…
De aquí no te irás, mulata,
ni al mercado ni a tu casa,
aquí molerán tus ancas
la zafra de tu sudor;
repique, pique, repique,
repique, repique, pique,
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37. NICOLÁS GUILLÉN
pique, repique, repique,
¡po!
Semillas las de tus ojos
darán sus frutos espesos;
y si viene Antonio luego
que ni en jarana pregunte
cómo es que tú estás aquí…
Mulata, mora, morena,
que ni el más toro se mueva,
porque el que más toro sea
saldrá caminando así;
el mismo Antonio, si llega,
saldrá caminando así;
todo el que no esté conforme,
saldrá caminando así… 37
repique, repique, pique,
repique, repique, po;
¡prieta, quemada en ti misma,
cintura de mi canción!
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38. SÓNGORO COSONGO
PREGÓN
¡Ah
qué pedazo de sol,
carne de mango!
Melones de agua,
plátano.
¡Quencúyere, quencúyere,
quencuyeré!
¡Quencúyere, que la casera
38
salga otra vez!
Sangre de mamey sin venas,
y yo que sin sangre estoy,
mamey p’al que quiera sangre,
que me voy.
Trigueña de carne amarga,
ven a ver mi carretón;
carretón de palmas verdes,
carretón;
carretón de cuatro ruedas,
carretón;
carretón de sol y tierra,
¡carretón!
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40. WEST INDIES, LTD.
PALABRAS EN EL TRÓPICO
Trópico,
tu dura hoguera
tuesta las nubes altas
y el cielo profundo ceñido por el arco del Mediodía.
Tú secas en la piel de los árboles
la angustia del lagarto.
Tú engrasas las ruedas de los vientos
para asustar a las palmeras.
Tú atraviesas
40
con una gran flecha roja
el corazón de las selvas
y la carne de los ríos.
Te veo venir por los caminos ardorosos,
Trópico,
con tu cesta de mangos,
tus cañas limosneras
y tus caimitos, morados como el sexo de las negras.
Te veo las manos rudas
partir bárbaramente las semillas
y halar de ellas el árbol opulento,
árbol recién nacido, pero apto
para echar a correr por entre los bosques clamorosos.
Aquí,
en medio del mar,
retozando en las aguas con mis Antillas desnudas,
yo te saludo, Trópico.
Saludo deportivo,
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41. NICOLÁS GUILLÉN
primaveral,
que se me escapa del pulmón salado
a través de estas islas escandalosas hijas tuyas.
(¡Dice Jamaica
que ella está contenta de ser negra,
y Cuba ya sabe que es mulata!)
¡Ah,
qué ansia
la de aspirar el humo de tu incendio
y sentir en dos pozos amargos las axilas!
Las axilas, oh Trópico,
con sus vellos torcidos y retorcidos en tus llamas.
Puños los que me das 41
para rajar los cocos tal un pequeño dios colérico;
ojos los que me das
para alumbrar la sombra de mis tigres;
oído el que me das
para escuchar sobre la tierra las pezuñas lejanas.
Te debo el cuerpo oscuro,
las piernas ágiles y la cabeza crespa,
mi amor hacia las hembras elementales,
y esta sangre imborrable.
Te debo los días altos,
en cuya tela azul están pegados
soles redondos y risueños;
te debo los labios húmedos,
la cola del jaguar y la saliva de las culebras;
te debo el charco donde beben las fieras sedientas;
te debo, Trópico,
este entusiasmo niño
de correr en la pista
de tu profundo cinturón lleno de rosas amarillas,
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42. WEST INDIES, LTD.
riendo sobre las montañas y las nubes,
mientras un cielo marítimo
se destroza en interminables olas de estrellas a mis pies.
42
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43. NICOLÁS GUILLÉN
BALADA DE LOS DOS ABUELOS
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
43
¡Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!
África de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos...
––¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
––¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...!
––¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios…!
––¿Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
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44. WEST INDIES, LTD.
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos, 44
qué de negros!
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
––¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
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46. WEST INDIES, LTD.
MADRIGAL
Sencilla y vertical,
como una caña en el cañaveral.
Oh retadora del furor
genital:
tu andar fabrica para el espasmo gritador
espuma equina entre tus muslos de metal.
46
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47. NICOLÁS GUILLÉN
SABÁS
Yo vi a Sabás, el negro sin veneno,
pedir su pan de puerta en puerta.
¿Por qué, Sabás, la mano abierta?
(Este Sabás es un negro bueno.)
Aunque te den el pan, el pan es poco,
y menos ese pan de puerta en puerta.
¿Por qué, Sabás, la mano abierta?
(Este Sabás es un negro loco.)
47
Yo vi a Sabás, el negro hirsuto,
pedir por Dios para su muerta.
¿Por qué, Sabás, la mano abierta?
(Este Sabás es un negro bruto.)
Coge tu pan, pero no lo pidas;
coge tu luz, coge tu esperanza cierta
como a un caballo por las bridas.
Plántate en medio de la puerta,
pero no con la mano abierta,
ni con tu cordura de loco:
aunque te den el pan, el pan es poco,
y menos ese pan de puerta en puerta.
¡Caramba, Sabás, que no se diga!
¡Sujétate los pantalones,
y mira a ver si te las compones
para educarte la barriga!
La muerte, a veces, es buena amiga,
y el no comer, cuando es preciso
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48. WEST INDIES, LTD.
para comer, el pan sumiso,
tiene belleza. El cielo abriga.
El sol calienta. Es blando el piso
del portal. Espera un poco,
afirma el paso irresoluto
y afloja más el freno...
¡Caramba, Sabás, no seas tan loco!
¡Sabás, no seas tan bruto,
ni tan bueno!
48
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49. NICOLÁS GUILLÉN
NOCTURNO EN LOS MUELLES
Bajo la noche tropical, el puerto.
El agua lame la inocente orilla
y el faro insulta al malecón desierto.
¡Qué calma tan robusta y tan sencilla!
Pero sobre los muelles solitarios
flota una tormentosa pesadilla.
Pena de cementerios y de osarios,
que enseña en pizarrones angustiosos
49
cómo un mismo dolor se parte en varios.
Es que aquí están los gritos silenciosos
y el sudor hecho vidrio; las tremendas
horas de muchos hombres musculosos
y débiles, sujetos por las riendas
como potros. Voluntades en freno,
y las heridas pálidas sin vendas.
La gran quietud se agita. En este seno
de paz se mueve y anda un grupo enorme
que come el pan untándolo en veneno.
Ellos duermen ahora en el informe
lecho, sin descansar. Sueñan acaso,
y aquí estalla el espíritu inconforme
que al alba dura tragará su vaso
de sangre diaria en el cuartón oscuro,
y a estrecho ritmo ha de ajustar el paso.
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50. WEST INDIES, LTD.
¡Oh puño fuerte, elemental y puro!
¿Quién te sujeta el ademán abierto?
Nadie responde en el dolor del puerto.
El faro grita sobre el mar oscuro.
50
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51. NICOLÁS GUILLÉN
BALADA DEL GÜIJE
¡Ñeque, que se vaya el ñeque!
¡Güije, que se vaya el güije!
Las turbias aguas del río
son hondas y tienen muertos;
carapachos de tortuga,
cabezas de niños negros.
De noche saca sus brazos
el río, y rasga el silencio
51
con sus uñas, que son uñas
de cocodrilo frenético.
Bajo el grito de los astros,
bajo una luna de incendio,
ladra el río entre las piedras
y con invisibles dedos,
sacude el arco del puente
y estrangula a los viajeros.
¡Ñeque, que se vaya el ñeque!
¡Güije, que se vaya el güije!
Enanos de ombligo enorme
pueblan las aguas inquietas;
sus cortas piernas, torcidas;
sus largas orejas, rectas.
¡Ah, que se comen mi niño,
de carnes puras y negras,
y que le beben la sangre,
y que le chupan las venas,
y que le cierran los ojos,
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52. WEST INDIES, LTD.
los grandes ojos de perla!
¡Huye, que el coco te mata,
huye antes que el coco venga!
Mi chiquitín, chiquitón,
que tu collar te proteja...
¡Ñeque, que se vaya el ñeque!
¡Güije, que se vaya el güije!
Pero Changó no lo quiso.
Salió del agua una mano
para arrastrarlo... Era un güije.
Le abrió en dos tapas el cráneo,
le apagó los grandes ojos,
le arrancó los dientes blancos,
e hizo un nudo con las piernas 52
y otro nudo con los brazos.
Mi chiquitín, chiquitón,
sonrisa de gordos labios,
con el fondo de tu río
está mi pena soñando,
y con tus venitas secas
y tu corazón mojado...
¡Ñeque, que se vaya el ñeque!
¡Güije, que se vaya el güije!
¡Ah, chiquitín, chiquitón,
pasó lo que yo te dije!
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53. NICOLÁS GUILLÉN
ADIVINANZAS
En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
––El negro.
Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
––El hambre.
53
Esclava de los esclavos,
y con los dueños, tirana.
¿Quién será, quién no será?
––La caña.
Escándalo de una mano
que nunca ignora la otra.
¿Quién será, quién no será?
––La limosna.
Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
––Yo.
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54. WEST INDIES, LTD.
MARACAS
De dos en dos,
las maracas se adelantan al yanqui
para decirle:
––¿Cómo está usted, señor?
Cuando hay barco a la vista,
están ya las maracas en el puerto,
vigilando la presa excursionista
con ojo vivo y ademán despierto.
54
¡Maraca equilibrista,
güiro adulón del dólar del turista!
Pero hay otra maraca con un cierto
pudor que casi es antimperialista:
es la maraca artista,
que no tiene que hacer nada en el puerto.
A ésa le basta con que un negro pobre
la sacuda en el fondo del sexteto;
riñe con el bongó, que es indiscreto,
y el ron que beba es del que al negro sobre.
Ésa ignora que hay yanquis en el mapa;
vive feliz, ralla su pan sonoro,
y el duro muslo a Mamá Inés destapa
y pule y bruñe más la Rumba de oro.
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55. NICOLÁS GUILLÉN
SENSEMAYÁ
CANTO PARA MATAR A UNA CULEBRA.
¡Mayombe–bombe–mayombé!
¡Mayombe–bombe–mayombé!
¡Mayombe–bombe–mayombé!
La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.
La culebra camina sin patas; 55
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba,
caminando sin patas.
¡Mayombe–bombe–mayombé!
¡Mayombe–bombe–mayombé!
¡Mayombe–bombe–mayombé!
Tú le das con el hacha y se muere:
¡dale ya!
¡No le des con el pie, que te muerde,
no le des con el pie, que se va!
Sensemayá, la culebra,
sensemayá.
Sensemayá, con sus ojos,
sensemayá.
Sensemayá, con su lengua,
sensemayá.
Sensemayá, con su boca,
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56. WEST INDIES, LTD.
sensemayá.
La culebra muerta no puede comer,
la culebra muerta no puede silbar,
no puede caminar,
no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar,
la culebra muerta no puede beber,
no puede respirar,
no puede morder.
¡Mayombe–bombe–mayombé!
Sensemayá, la culebra...
¡Mayombe–bombe–mayombé!
Sensemayá, no se mueve...
¡Mayombe–bombe–mayombé! 56
Sensemayá, la culebra...
¡Mayombe–bombe–mayombé!
Sensemayá, se murió.
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57. NICOLÁS GUILLÉN
EL ABUELO
Esta mujer angélica de ojos septentrionales,
que vive atenta al ritmo de su sangre europea,
ignora que en lo hondo de ese ritmo golpea
un negro el parche duro de roncos atabales.
Bajo la línea escueta de su nariz aguda,
la boca, en fino trazo, traza una raya breve,
y no hay cuervo que manche la solitaria nieve
de su carne, que fulge temblorosa y desnuda.
57
¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;
boga en el agua viva que allá dentro te fluye,
y ve pasando lirios, nelumbios, lotos, rosas;
que ya verás, inquieta, junto a la fresca orilla,
la dulce sombra oscura del abuelo que huye,
el que rizó por siempre tu cabeza amarilla.
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58. WEST INDIES, LTD.
CAMINANDO
Caminando, caminando,
¡caminando!
Voy sin rumbo caminando,
caminando;
voy sin plata caminando,
caminando;
voy muy triste caminando,
caminando.
58
Está lejos quien me busca,
caminando;
quien me espera está más lejos,
caminando;
y ya empeñé mi guitarra,
caminando.
Ay,
las piernas se ponen duras,
caminando;
los ojos ven desde lejos,
caminando;
la mano agarra y no suelta,
caminando.
Al que yo coja y lo apriete,
caminando,
ése la paga por todos,
caminando;
a ése le parto el pescuezo,
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59. NICOLÁS GUILLÉN
caminando,
y aunque me pida perdón,
me lo como y me lo bebo,
me lo bebo y me lo como,
caminando,
caminando,
caminando...
59
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60. WEST INDIES, LTD.
CALOR
El calor raja la noche.
La noche cae tostada
sobre el río.
¡Qué grito,
qué grito fresco en las aguas
el grito que da la noche
quemada!
60
Rojo calor para negros.
¡Tambor!
Calor para torsos fúlgidos.
¡Tambor!
Calor con lenguas de fuego
sobre espinazos desnudos...
¡Tambor!
El agua de las estrellas
empapa los cocoteros
despiertos.
¡Tambor!
Alta luz de las estrellas.
¡Tambor!
El faro polar vacila...
¡Tambor!
¡Fuego a bordo! ¡Fuego a bordo!
¡Tambor!
¿Es cierto? ¡Huid! ¡Es mentira!
¡Tambor!
Costas sordas, cielos sordos...
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62. WEST INDIES, LTD.
DOS NIÑOS
Dos niños, ramas de un mismo árbol de miseria,
juntos en un portal bajo la noche calurosa,
dos niños pordioseros llenos de pústulas,
comen de un mismo plato como perros hambrientos
la comida lanzada por la pleamar de los manteles.
Dos niños: uno negro, otro blanco.
Sus cabezas unidas están sembradas de piojos;
sus pies muy juntos y descalzos;
62
las bocas incansables en un mismo frenesí de mandíbulas,
y sobre la comida grasienta y agria,
dos manos: una negra, otra blanca.
¡Qué unión sincera y fuerte!
Están sujetos por los estómagos y por las noches foscas,
y por las tardes melancólicas en los paseos brillantes,
y por las mañanas explosivas,
cuando despierta el día con sus ojos alcólicos.
Están unidos como dos buenos perros...
Juntos así como dos buenos perros,
uno negro, otro blanco,
cuando llegue la hora de la marcha,
¿querrán marchar como dos buenos hombres,
uno negro, otro blanco?
Dos niños, ramas de un mismo árbol de miseria,
comen en un portal, bajo la noche calurosa.
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63. NICOLÁS GUILLÉN
BALADA DE SIMÓN CARABALLO
Canta Simón:
––¡Ay, yo tuve una casita
y una mujer!
Yo,
negro Simón Caraballo,
y hoy no tengo qué comer.
La mujer murió de parto,
la casa se me enredó:
63
yo,
negro Simón Caraballo,
ni toco, ni bebo, ni bailo,
ni casi sé ya quién soy.
Yo,
negro Simón Caraballo,
ahora duermo en un portal;
mi almohada está en un ladrillo,
mi cama en el suelo está.
La sarna me come en vida,
el reuma me amarra el pie;
luna fría por la noche,
madrugada sin café.
No sé qué hacer con mis brazos,
pero encontraré qué hacer:
yo,
negro Simón Caraballo,
tengo los puños cerrados,
tengo los puños cerrados,
¡y necesito comer!
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64. WEST INDIES, LTD.
––¡Simón, que allá viene el guardia
con su caballo de espadas!
(Simón se queda callado.)
––¡Simón, que allá viene el guardia
con sus espuelas de lata!
(Simón se queda callado.)
––¡Simón, que allá viene el guardia
con su palo y su revólver,
y con el odio en la cara,
porque ya te oyó cantar
y te va a dar por la espalda,
cantador de sones viejos,
marido de tu guitarra...!
(Simón se queda callado.)
Llega un guardia de bigotes, 64
serio y grande, grande y serio,
jinete en un penco al trote.
––¡Simón Caraballo, preso!
(Pero Simón no responde,
porque Simón está muerto.)
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65. NICOLÁS GUILLÉN
CANCIÓN DE LOS HOMBRES PERDIDOS
Con las ojeras excavadas,
rojos los ojos como rábanos,
vamos por las calles calladas.
La tripa impertinente hipa,
puntual lo mismo que un casero,
pero nada hay para la tripa.
No hay aguardiente ni tabaco,
65
ni un mal trozo de carne dura:
sólo las pulgas bajo el saco.
Así andamos por la ciudad,
como perros abandonados
en medio de una tempestad.
El sol nos tuesta en su candela,
pero por la noche la Luna
de un escupitajo nos hiela.
Somos asmáticos, diabéticos,
herpéticos y paralíticos,
mas sin regímenes dietéticos.
Nos come el hambre día a día,
y van cavándonos los dientes
charcos bermejos en la encía.
Así andamos por la ciudad,
como perros abandonados
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66. WEST INDIES, LTD.
en medio de una tempestad.
¿Quién es quien sabe nuestros nombres?
Nadie los sabe ni los mienta.
Somos las sombras de otros hombres.
Y si es que hablar necesitamos
unos con otros, ya sabemos
de qué manera nos llamamos.
«Caimán», «El Macho», «Perro Viudo»,
son nuestros nombres en la vida,
y cada nombre es un escudo.
Así andamos por la ciudad,
como perros abandonados 66
en medio de una tempestad.
¿Qué más da ser ladrón o papa?
El caldero siempre es el mismo,
lo que le cambian es la tapa.
Y hay quien podrido está en lo hondo;
cuando el pellejo más perfuma
más el espíritu es hediondo.
Nosotros vamos descubiertos;
el pus al sol, la mugre al aire,
y con los ojos bien despiertos.
Así andamos por la ciudad,
como perros abandonados
en medio de una tempestad.
Secos estamos como piedra.
Largos y flacos como cañas.
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67. NICOLÁS GUILLÉN
Mano-pezuña, barba-hiedra.
Mas no tembléis si crece el hambre:
presto el gorila maromero
se estrellará desde su alambre.
¡Ánimo, amigos! ¡Piernas sueltas,
diente afilado, hocico duro,
y no marearse con dar vueltas!
¡Saltemos sobre la ciudad,
como perros abandonados
en medio de una tempestad!
67
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68. WEST INDIES, LTD.
WEST INDIES, LTD.
1
¡West Indies! Nueces de coco, tabaco y aguardiente...
Éste es un oscuro pueblo sonriente,
conservador y liberal,
ganadero y azucarero,
donde a veces corre mucho dinero,
pero donde siempre se vive muy mal.1
68
El sol achicharra aquí todas las cosas,
desde el cerebro hasta las rosas.
Bajo el relampagueante traje de dril
andamos todavía con taparrabos;
gente sencilla y tierna, descendiente de esclavos
y de aquella chusma incivil
de variadísima calaña,
que en el nombre de España
cedió Colón a Indias con ademán gentil.
Aquí hay blancos y negros y chinos y mulatos.
Desde luego, se trata de colores baratos,
pues a través de tratos y contratos
se han corrido los tintes y no hay un tono estable.
(El que piense otra cosa que avance un paso y hable.)
Hay aquí todo eso, y hay partidos políticos,
y oradores que dicen: «En estos momentos críticos...»
1 Cierto que éste es un pueblo manso todavía… / No obstante, cualquier día /
alza de un golpe la cerviz; / rompe por dondequiera con sus calludas manos / y
hace como esos árboles urbanos / que arrancan toda una acera con una sola raíz.
EDICIONES PDA
69. NICOLÁS GUILLÉN
Hay bancos y banqueros
legisladores y bolsistas,
abogados y periodistas,
médicos y porteros.
¿Qué nos puede faltar?
Y aun lo que nos faltare lo mandaríamos buscar.
¡West Indies! Nueces de coco, tabaco y aguardiente.
Éste es un oscuro pueblo sonriente.
¡Ah, tierra insular!
¡Ah, tierra estrecha!
¿No es cierto que parece hecha
sólo para poner un palmar?
Tierra en la ruta del «Orinoco»,
o de otro barco excursionista,
repleto de gente sin un artista 69
y sin un loco;
puertos donde el que regresa de Tahití,
de Afganistán o de Seúl,
viene a comerse el cielo azul,
regándolo con Bacardí;
puertos que hablan un inglés
que empieza en yes y acaba en yes.
(Inglés de cicerones en cuatro pies).
¡West Indies! Nueces de coco, tabaco y aguardiente.
Éste es un oscuro pueblo sonriente.
Me río de ti, noble de las Antillas,
mono que andas saltando de mata en mata,
payaso que sudas por no meter la pata,
y siempre la metes hasta las rodillas.
Me río de ti, blanco de verdes venas
––¡bien se te ven aunque ocultarlas procuras!––,
me río de ti porque hablas de aristocracias puras,
de ingenios florecientes y arcas llenas.
¡Me río de ti, negro imitamicos,
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70. WEST INDIES, LTD.
que abres los ojos ante el auto de los ricos,
y que te avergüenzas de mirarte el pellejo oscuro,
cuando tienes el puño tan duro!
Me río de todos: del policía y del borracho,
del padre y de su muchacho,
del presidente y del bombero.
Me río de todos, me río del mundo entero.
Del mundo entero, que se emociona frente a cuatro
peludos,
erguidos muy orondos detrás de sus chillones escudos,
como cuatro salvajes al pie de un cocotero.
2
Cinco minutos de interrupción.
La charanga de Juan el Barbero 70
toca un son.
––Coroneles de terracota,
políticos de quita y pon;
café con pan y mantequilla...
¡Que siga el son!
La burocracia está de acuerdo
en ofrendarse a la Nación;
doscientos dólares mensuales...
¡Que siga el son!
El yanqui nos dará dinero
para arreglar la situación;
la Patria está por sobre todo...
¡Que siga el son!
Los viejos líderes sonríen
y hablan después desde un balcón.
¡La zafra! ¡La zafra! ¡La zafra!
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71. NICOLÁS GUILLÉN
¡Que siga el son!
3
Las cañas ––largas–– tiemblan
de miedo ante la mocha.
Quema el sol y el aire pesa.
Gritos de mayorales
restallan secos y duros como foetes.
De entre la oscura
masa de pordioseros que trabajan,
surge una voz que canta,
brota una voz que canta,
sale una voz llena de rabia,
se alza una voz antigua y de hoy, 71
moderna y bárbara:
––Cortar cabezas como cañas,
¡chas, chas, chas!
Arder las cañas y cabezas,
subir el humo hasta las nubes,
¡cuando será, cuándo será!
Está mi mocha con su filo,
¡chas, chas, chas!
Está mi mano con su mocha,
¡chas, chas, chas!
Y el mayoral está conmigo,
¡chas, chas, chas!
Cortar cabezas como cañas,
arder las cañas y cabezas,
subir el humo hasta las nubes...
¡Cuándo será!
Y la canción elástica, en la tarde
de zafra y agonía,
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72. WEST INDIES, LTD.
tiembla, fulgura y arde,
pegada al techo cóncavo del día.
4
El hambre va por los portales
llenos de caras amarillas
y de cuerpos fantasmales;
y estacionándose en las sillas
de los parques municipales,
o pululando a pleno sol
y a plena luna,
busca el problemático alcol
que borra y ciega,
pero que no venden en ninguna 72
bodega.
¡Hambre de las Antillas,
dolor de las ingenuas Indias Occidentales!
Noches pobladas de prostitutas,
bares poblados de marineros;
encrucijada de cien rutas
para bandidos y bucaneros.
Cuevas de vendedores de morfina,
de cocaína y de heroína.
Cabarets donde el tedio se engaña
con el ilusorio cordial
de una botella de champaña,
en cuya eficacia la gente confía
como en un neosalvarsán de alegría
para la «sífilis sentimental».
Ansia de penetrar el porvenir
y sacar de su entraña secreta
una fórmula concreta
para vivir.
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73. NICOLÁS GUILLÉN
Furor de los piratas de levita
que como en Sores y «El Olonés»,
frente a la miseria se irrita
y se resuelve en puntapiés.
¡Dramática ceguedad de la tropa,
que siempre tiene presto el rifle
para disparar contra el que proteste o chifle,
porque el pan está duro o está clara la sopa!
5
Cinco minutos de interrupción.
La charanga de Juan el Barbero
toca un son.
73
––Para encontrar la butuba
hay que trabajar caliente;
para encontrar la butuba
hay que trabajar caliente:
mejor que doblar el lomo,
tienes que doblar la frente.
De la caña sale azúcar,
azúcar para el café;
de la caña sale azúcar,
azúcar para el café:
lo que ella endulza, me sabe
como si le echara hiel.
No tengo donde vivir,
ni mujer a quien querer;
no tengo donde vivir,
ni mujer a quien querer:
todos los perros me ladran,
y nadie me dice usted.
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74. WEST INDIES, LTD.
Los hombres, cuando son hombres,
tienen que llevar cuchillo;
los hombres, cuando son hombres,
tienen que llevar cuchillo;
¡yo fui hombre, lo llevé,
y se me quedó en presidio!
Si me muriera ahora mismo,
si me muriera ahora mismo,
si me muriera ahora mismo, mi madre,
¡qué alegre me iba a poner!
¡Ay, yo te daré, te daré,
te daré, te daré,
ay, yo te daré 74
la libertad!
6
¡West Indies! ¡West Indies! ¡West Indies!
Éste es el pueblo hirsuto,
de cobre, multicéfalo, donde la vida repta
con el lodo seco cuarteado en la piel.
Éste es el presidio
donde cada hombre tiene atados los pies.
Ésta es la grotesca sede de companies y trusts.
Aquí están el lago de asfalto, las minas de hierro,
las plantaciones de café,
los ports docks, los ferry boats, los ten cents...
Éste es el pueblo del all right,
donde todo se encuentra muy mal;
éste es el pueblo del very well,
donde nadie está bien.
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75. NICOLÁS GUILLÉN
Aquí están los servidores de Mr. Babbit.
Los que educan sus hijos en West Point.
Aquí están los que chillan: hello baby,
y fuman «Chesterfield» y «Lucky Strike».
Aquí están los bailadores de fox trots,
los boys del jazz band
y los veraneantes de Miami y de Palm Beach.
Aquí están los que piden bread and butter
y coffee and milk.
Aquí están los absurdos jóvenes sifilíticos,
fumadores de opio y de mariguana,
exhibiendo en vitrinas sus espiroquetas
y cortándose un traje cada semana.
Aquí está lo mejor de Port-au-Prince,
lo más puro de Kingston, la high life de La Habana... 75
Pero aquí están también los que reman en lágrimas,
galeotes dramáticos, galeotes dramáticos.
Aquí están ellos,
los que trabajan con un haz de destellos
la piedra dura donde poco a poco se crispa
el puño de un titán. Los que encienden la chispa
roja, sobre el campo reseco.
Los que gritan: «¡Ya vamos!», y les responde el eco
de otras voces: «¡Ya vamos!» Los que en fiero tumulto
sienten latir la sangre con sílabas de insulto.
¿Qué hacer con ellos,
si trabajan con un haz de destellos?
Aquí están los que codo con codo
todo lo arriesgan; todo
lo dan con generosas manos;
aquí están los que se sienten hermanos
del negro, que doblando sobre el zanjón oscuro
la frente, se disuelve en sudor puro,
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76. WEST INDIES, LTD.
y del blanco, que sabe que la carne es arcilla
mala cuando la hiere el látigo, y peor si se la humilla
bajo la bota, porque entonces levanta
la voz, que es como un trueno brutal en la garganta.
Esos son los que sueñan despiertos,
los que en el fondo de la mina luchan,
y allí la voz escuchan
con que gritan los vivos y los muertos.
Esos, los iluminados,
los parias desconocidos,
los humillados,
los preteridos,
los olvidados,
los descosidos,
los amarrados, 76
los ateridos,
los que ante el máuser exclaman: «¡Hermanos soldados!»,
y ruedan heridos
con un hilo rojo en los labios morados.
(¡Que siga su marcha el tumulto!
¡Que floten las bárbaras banderas,
y que se enciendan las banderas
sobre el tumulto!)
7
Cinco minutos de interrupción.
La charanga de Juan el Barbero
toca un son.
––Me matan, si no trabajo,
y si trabajo, me matan;
siempre me matan, me matan,
siempre me matan.
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77. NICOLÁS GUILLÉN
Ayer vi a un hombre mirando,
mirando el sol que salía;
ayer vi a un hombre mirando,
mirando el sol que salía:
el hombre estaba muy serio,
porque el hombre no veía.
Ay,
los ciegos viven sin ver
cuando sale el sol,
cuando sale el sol,
¡cuándo sale el sol!
Ayer vi a un niño jugando
a que mataba a otro niño;
ayer vi a un niño jugando
a que mataba a otro niño: 77
hay niños que se parecen
a los hombres trabajando.
¡Quién les dirá cuando crezcan
que los hombres no son niños,
que no lo son,
que no lo son,
que no lo son!
Me matan, si no trabajo,
y si trabajo, me matan;
siempre me matan, me matan,
¡siempre me matan!
8
Un altísimo fuego raja con sus cuchillas
la noche. Las palmas, inocentes
de todo, charlan con voces amarillas
de collares, de sedas, de pendientes.
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78. WEST INDIES, LTD.
Un negro tuesta su café en cuclillas.
Se incendia un barracón.
Resoplan vientos independientes.
Pasa un crucero de la Unión
Americana. Después, otro crucero,
y el agua ingenua ensucian con ambiciosas quillas,
nietas de las del viejo Drake, el filibustero.
Lentamente, de piedra, va una mano
cerrándose en un puño vengativo.
Un claro, un claro y vivo
son de esperanza estalla en tierra y océano.
El sol habla de bosques con las verdes semillas...
West Indies, en inglés. En castellano,
las Antillas.
78
LÁPIDA
Esto fue escrito por Nicolás Guillén, antillano,
en el año de mil novecientos treinta y cuatro.
GUADALUPE W. I.
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79. NICOLÁS GUILLÉN
POINTE-À-PITRE
Los negros, trabajando
junto al vapor. Los árabes, vendiendo;
los franceses, paseando y descansando,
y el sol, ardiendo.
En el puerto se acuesta
el mar. El aire tuesta
las palmeras... Yo grito: ¡Guadalupe!, pero nadie contesta.
Parte el vapor, arando
las aguas impasibles con espumoso estruendo. 79
Allá, quedan los negros trabajando,
los árabes vendiendo,
los franceses paseando y descansando
y el sol ardiendo…
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82. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
SOLDADO, APRENDE A TIRAR...
Soldado, aprende a tirar:
tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.
¡Desde abajo has de tirar,
si no me quieres herir!
Abajo estoy yo contigo,
soldado amigo.
Abajo, codo con codo,
82
sobre el lodo.
Para abajo, no,
que allí estoy yo.
Soldado, aprende a tirar:
tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.
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83. NICOLÁS GUILLÉN
NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ…
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
83
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por que piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú...
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84. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
84
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85. NICOLÁS GUILLÉN
SOLDADO MUERTO
––¿Qué bala lo mataría?
––Nadie lo sabe.
––¿En qué pueblo nacería?
––En Jovellanos, dijeron.
––¿Cómo fue que lo trajeron?
––Estaba muerto en la vía,
y otros soldados lo vieron.
¡Qué bala lo mataría!
85
La novia viene, y lo besa;
llorando, la madre viene.
Cuando llega el coronel
sólo dice:
––¡Que lo entierren!...
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
Aquí va el soldado muerto.
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
De la calle lo trajeron.
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
El soldado es lo de menos.
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
que más soldados tenemos...
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86. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
FUSILAMIENTO
Van a fusilar
a un hombre que tiene los brazos atados.
Hay cuatro soldados
para disparar.
Son cuatro soldados
callados,
que están amarrados,
lo mismo que el hombre amarrado que van a matar.
86
––¿Puedes escapar?
––¡No puedo correr!
––¡Ya van a tirar!
––¡Qué vamos a hacer!
––Quizá los rifles no estén cargados...
––¡Seis balas tienen de fiero plomo!
––¡Quizá no tiren esos soldados!
––¡Eres un tonto de tomo y lomo!
Tiraron.
(¿Cómo fue que pudieron tirar?)
Mataron.
(¿Cómo fue que pudieron matar?)
Eran cuatro soldados
callados,
y les hizo una seña, bajando su sable,
un señor oficial;
eran cuatro soldados
atados,
lo mismo que el hombre que fueron
los cuatro a matar.
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87. NICOLÁS GUILLÉN
RIESGO Y VENTURA DE DOS SOLDADOS
Un soldado blanquirrubio
y un soldado negritinto,
van, empapados de sol,
haciendo el mismo camino.
Llevan el máuser al hombro,
llevan el machete al cinto,
llevan el canto en los labios,
llevan el traje amarillo.
Las espuelas estrelladas
87
relumbran con fiero brillo,
y van regando en el polvo
sus cinco puntas de ruido.
Una voz en el camino
––¡No sigáis, soldado, no,
que aquí el camino se acaba!
Dormid en mi cuarto seco,
y no en la yerba mojada;
bebed agua de mi pozo,
y no fango de la charca;
ved la tarde cómo cae
y la noche cómo se alza:
los rifles, que sigan rifles;
las balas, que sigan balas;
mas vosotros no sigáis,
que aquí el camino se acaba.
Al pueblo pueblo otra vez
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88. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
Los dos soldados pararon,
y sobre el prieto camino
ya no hubo máuser al hombro,
ya no hubo machete al cinto,
ya no hubo duras espuelas,
ya no hubo traje amarillo.
¡Al pueblo pueblo otra vez
volvieron los soldaditos,
cuando supieron los dos,
blanquirrubio, negritinto,
sobre el camino soleado
dónde acababa el camino!
Llegada
El pueblo pueblo los vio 88
llegar, ya entrada la noche,
tan distintos y contentos
que a poco no los conoce.
Ninguno a la voz rajada
contesta de antiguos bronces;
y ninguno, como fiera,
detrás de su hermano corre:
los dos ven con ojos nuevos,
gritan los dos nuevas voces,
y los dos, nuevas palabras
con nuevos oídos oyen.
Canto y futuro
El pueblo pueblo los vio,
y así les cantó saltando:
––¡A la sangre, sangre, sangre,
de los soldados, soldados,
hay que ponerle, ponerle,
un poco más de cuidado!
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89. NICOLÁS GUILLÉN
Y los soldados decían,
también saltando y cantando:
––Agua sin correr, se pudre;
sangre sin olas, es charco;
¡corazón con ola y viento,
no corazón estancado!
89
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90. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
DIANA
La diana, de madrugada,
va con alfileres rojos
hincando todos los ojos.
La diana, de madrugada.
Levanta en peso el cuartel
con los soldados cansados.
Van saliendo los soldados.
Levanta en peso el cuartel.
90
Ay, diana, ya tocarás
de madrugada, algún día,
tu toque de rebeldía.
Ay diana, ya tocarás.
Vendrás a la cama dura
donde se pudre el mendigo.
––¡Amigo! ––dirás––. ¡Amigo!
Vendrás a la cama dura.
Rugirás con voz ya libre
sobre la cama de seda:
––¡En pie, porque nada os queda!
Rugirás con voz ya libre.
¡Fiera, fuerte, desatada,
diana en corneta de fuego,
diana del pobre y del ciego,
diana de la madrugada!
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91. NICOLÁS GUILLÉN
SOLDADO ASÍ NO HE DE SER
Soldado no quiero ser,
que así no habrán de mandarme
a herir al niño y al negro,
y al infeliz que no tiene
qué comer.
Soldado así no he de ser.
¡Mira al caballo en dos patas,
y al soldado encima dél,
91
con ojos llenos de furia,
con boca llena de hiel,
y el machetón, que lo mismo
mata viejo que mujer!
Soldado así no he de ser.
¡Ah de los trenes de tropas,
fríos al amanecer,
en duros rieles de sangre
corriendo a todo correr,
para aplastar una huelga
o estrangular un batey!
Soldado así no he de ser.
¡Ah de los ojos con vendas,
porque vendados no ven!
¡Ah de las manos atadas
y la cadena en los pies!
¡Ah de los tristes soldados
esclavos del coronel!
Soldado así no he de ser.
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92. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
Si a mí me dieran un rifle
les diría a mis hermanos
para qué sirve.
A mis hermanos soldados
para qué sirve.
Pero a mí no me lo dan,
porque sé para qué sirve,
por eso no me lo dan.
Ni a ti te lo dan, ni a ti,
ni a ti, ni a ti... ¡Qué soldados
íbamos a ser nosotros
en caballos desbocados!
Soldado así quiero ser.
El que no cuida el central, 92
que no es dél,
ni reina, como un rey tosco
de cuartel,
ni sobre el campo de caña
tiras arranca de piel,
feroz igual que un negrero,
y aún más cruel.
Soldado libre, soldado
no más que al esclavo fiel:
soldado así quiero ser.
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93. NICOLÁS GUILLÉN
SOLDADOS EN ABISINIA
Mussolini.
Sobre el puño, la barba.
Sobre la mesa, en cruz,
África
desangrada.
África verdinegra y azulblanca,
de geografía y mapa.
El dedo, hijo de César,
93
penetra el continente:
no hablan las aguas de papel,
ni los desiertos de papel,
ni las ciudades de papel.
El mapa, frío, de papel,
y el dedo, hijo de César,
con la uña sangrienta, ya clavada,
sobre una Abisinia de papel.
¡Qué diablo de pirata,
Mussolini,
con la cara tan dura
y la mano tan larga!
Abisinia se encrespa,
se enarca,
grita,
rabia,
protesta.
¡Il Duce!
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94. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
Soldados.
Guerra.
Barcos.
Mussolini, en automóvil,
da su paseo matinal;
Mussolini, a caballo,
en su ejercicio vesperal;
Mussolini, en avión,
de una ciudad a otra ciudad.
Mussolini, bañado,
fresco,
limpio,
vertiginoso.
Mussolini, contento.
Y serio. 94
¡Ah, pero los soldados
irán cayendo y tropezando!
Los soldados
no harán su viaje sobre un mapa,
sino sobre el suelo de África,
bajo el sol de África.
Allá no encontrarán ciudades de papel;
las ciudades serán algo más que puntos que hablen
con verdes vocecitas topográficas:
hormigueros de balas,
toses de ametralladoras,
cañaverales de lanzas.
Entonces, los soldados
(que no hicieron su viaje sobre un mapa)
los soldados,
lejos de Mussolini,
solos;
los soldados
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95. NICOLÁS GUILLÉN
se abrasarán en el desierto,
y mucho más pequeños, desde luego,
los soldados
irán secándose después lentamente al sol,
los soldados
devueltos
en el excremento de los buitres.
95
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96. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
YANQUI CON SOLDADO
Grave, junto a la puerta del yanqui diplomático,
vela un soldado el sueño de quien mi ensueño ahoga;
ese cangrejo hervido, de pensamiento hepático,
dueño de mi esperanza, del palo y de la soga.
Allí, de piedra, inmóvil. Pero el fusil hierático,
cuando terco me acerco su rigidez deroga;
clávame su monóculo de cíclope automático,
me palpa, me sacude, me vuelca, me interroga.
96
¿Quién eres? ¿A quién buscas? Saco mi voz, y digo:
Uno a quien el que cuidas, pan y tierra suprime.
Ando en pos de un soldado que quiera ser mi amigo.
Ya sabrás algún día por qué tu padre gime,
y cómo el mismo brazo que ayer lo hizo mendigo,
engorda hoy con la sangre que de tu pecho exprime.
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97. NICOLÁS GUILLÉN
ELEGÍA A UN SOLDADO VIVO
Hierro de amargo filo en dócil vaina,
y el sol en la polaina.
Caballo casquiduro,
trotón americano,
salada espuma y freno bien seguro.
Cuero y sudor, la mano.
Así pasas, redondo,
encendiendo la calle,
97
preso en guerrera de ardoroso talle.
Así al pasar me miras
con ojo elemental en cuyo fondo
una terrible compasión descuaja
cielos de punta en tempestad de iras
sobre mi pecho a la intemperie y hondo.
Así pasas, sonriendo,
áureo resplandeciendo,
momia ya en la mortaja:
tú, cuya mano rápida me ultraja
si a algún insulto de tu voz respondo;
tú, soldado, soldado,
en tu machete en cruz, crucificado.
Cuatro paredes altas
que ni tumbas ni saltas;
muda lengua, bien muda,
ya podrida, en la boca.
Vena sin sangre, corazón sin duda,
plomo, madera, roca.
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98. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
Tan lejos en tu potro te perdiste,
que hoy no hallas, hombre triste,
solo en ti, sin ti mismo,
voz que ciegue tu abismo,
corriendo como vas a campo abierto,
sino el mazazo que tus toros castra
y que aunque estalle el porvenir despierto
hacia ese abismo próximo te arrastra:
a ti, pobre soldado,
en tu machete en cruz crucificado.
Labio de vidrio, seco.
Cabeza de muñeco.
Caña, plátanos, hulla,
saliva de vinagre, espalda roja 98
donde el látigo aúlla,
marca, hiere, se moja.
Bien te recuerdo, hermano,
limpio, sereno, sano.
Cetrino campesino
de escuetas esperanzas verticales;
mi familiar montuno,
seco y huraño, a tu manera fino;
dios del agro vacuno
donde con almas verdes, musicales,
la sal de tus ensueños dividías:
el cielo, el pan, el techo,
la tierra de tu pecho,
el agua, siempre mansa, de tus días.
Te faltó quien viniera,
soldado, y al oído te dijera:
«Eres esclavo, esclavo
como esos bueyes gordos,
ciegos, tranquilos, sordos,
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99. NICOLÁS GUILLÉN
que pastan bajo el sol meneando el rabo.
Esta paz es culpable.
¡Cuándo será que hable
tu boca, y que tu rudo pecho grite,
se rebele y agite!
Tú, paria en Cuba, solo y miserable,
puedes rugir con voz del Continente:
la sangre que te lleva en su corriente
es la misma en Bolivia, en Guatemala,
en Brasil, en Haití... Tierras oscuras,
tierras de alambre para vuelo y ala,
quemadas por iguales calenturas,
secas a golpes de puñal y bala,
y en las que garras duras
están con pico y pala
día y noche cavando sepulturas. 99
Y tu, cuerpidesnudo,
mohoso, pétreo, mudo,
ofreciendo tu cuello,
tus uñas, tu resuello,
para encender sortijas,
empujar automóviles,
y sucio ver el vientre de tus hijas,
con las manos inmóviles.»
Sí... Faltó quien viniera,
y estas simples verdades te dijera.
Ahora pasas, redondo.
La alegría en el fondo
de ti mismo, y encendiendo la calle
esa guerrera de ardoroso talle.
¿Será posible que tu mano agraria,
la que empujó el arado
sobre la tierra paria;
tu mano campesina, hoy de soldado,
que no robó al ganado
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100. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
la sombra de su selva solitaria,
ora quitarme quiera
mi pan de cada día,
para hacer aún más gorda la chequera
del amo fiero que en tu máuser fía?
¡Di que no, di que no! Di, compañero,
que tu hermano es primero:
que vienes de la tierra, eres de tierra
y a la tierra darás tu amor postrero;
que no irás a la guerra
a morir por petróleo o por asfalto,
mientras tu impar caldero
de primordial maíz bosteza falto;
y que ese brazo rudo
sólo es del perseguido
a quien nadie recuerda cuando cae, 100
y a quien el sol desnudo
la tibia sangre en el sudor extrae,
como a golpes de un látigo encendido.
¡Di que sí, di que sí! ¡Di, compañero,
que tu hermano es primero!
¡Ah querido, querido!
No tú, soldado muerto,
soldado tú, dormido.
Ven y grita en mis calles, tú, despierto,
tú, con lengua, con dientes, con oído;
de húmeda piel cubierto
el ancho cuello henchido,
y el zapato aplastando el triunfo cierto;
que así ha de ver el mundo suspendido
nuestro futuro abierto,
fragua la una mitad y la otra nido,
y sobre el lomo del pasado yerto
el incendio implacable del olvido,
como una luna roja en el desierto.
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101. NICOLÁS GUILLÉN
CANCIÓN
Muerto de fatiga y sueño,
vuelve un soldado del monte.
Labio duro, duro ceño.
¡Qué lejos el horizonte
donde el hierro lo desciña
y el caballo lo desmonte!
Más lejos está la niña,
101
la de cintura entreabierta,
que ya nunca habrá quien ciña.
Soldado, soldado alerta
––fuego y sangre, polvo y riña––,
está muy lejos tu niña,
porque tu niña está muerta.
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102. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
BALADA DEL POLICÍA Y EL SOLDADO
Soldado trajiamarillo,
policía de azul dril;
mano ciega, sordo brillo:
palo y fusil.
Sobre las calles desnudas,
fosca noche sin luceros
envuelve dos sombras rudas
de ojos fieros.
102
El fusil, acero malo,
chilla, si la luz le da;
sobre las piedras, el palo
gruñe: ¡tra, tra!
(El soldado fue tornero;
el policía, zapatero.)
Ah, soldado, mi soldado,
¿cómo has podido escapar?
¡Los torneros que te buscan
pronto te van a encontrar!
Policía,
¿a dónde has ido a parar?
¡Los zapateros preguntan
por tu fiero delantal!
Pasos en la calle oscura
donde la pareja está.
Grita el fusil con voz dura:
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103. NICOLÁS GUILLÉN
––¡Alto! ¿Quién va?
––Va un tornero,
que anda tras su compañero;
vengo porque hablarte quiero...
––No es tornero, que es soldado––
chilla el fusil sin compás,
y después escupe airado:
––¡Eche pa’trás!
Pasos en la calle oscura
donde la pareja está.
Grita el palo con voz dura:
––¡Alto! ¿Quién va?
––Zapatero,
aquí está tu compañero;
vengo porque hablarte quiero... 103
Pero el palo chilla fiero:
––¡Tome! ¡Tome! ¡Tome y tome!
Avise si quiere más;
tumbe por ahí y no embrome.
¡Eche pa’trás!
Silencio. Pero después
de la noche cuelga un canto
como una luna de hiel:
«Torneros, mucho cuidado,
que ahora es soldado el tornero;
soldado de cuerpo entero
y con los ojos vendados.
¡Zapatero, policía,
mira que se hace de día
y estás de uniforme nuevo!»
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104. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
SOLDADO LIBRE
¡Ya no volveré al cuartel,
suelto por calles y plazas,
yo mismo, Pedro Cortés!
Yo mismo dueño de mí,
ya por fin libre de guardias,
de uniforme y de fusil.
Podré a mi pueblo correr,
104
y gritar, cuando me vean:
¡aquí está Pedro Cortés!
Podré trabajar al sol,
y en la tierra que me espera,
con mi arado labrador.
Ser hombre otra vez de paz,
cargar niños, besar frentes,
cantar, reír y saltar.
¡Ya no volveré al cuartel,
suelto por calles y plazas,
yo mismo, Pedro Cortés!
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106. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
JOSÉ RAMÓN CANTALISO
José Ramón Cantaliso,
canta liso, canta liso
José Ramón.
Duro espinazo insumiso:
por eso es que canta liso
José Ramón Cantaliso,
José Ramón.
En bares, bachas, bachatas,
106
a los turistas a gatas
y a los nativos también,
a todos, el son preciso
José Ramón Cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.
Voz de cancerosa entraña,
humo de solar y caña,
que es nube prieta después:
son de guitarra madura,
cuya cuerda ronca y dura
no se enreda en la cintura,
ni prende fuego en los pies.
Él sabe que no hay trabajo,
que el pobre se pudre abajo,
y que tras tanto luchar,
el que no perdió el resuello,
o tiene en la frente un sello,
o está con el agua al cuello,
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107. NICOLÁS GUILLÉN
sin poderlo remediar.
Por eso de fiesta en fiesta,
con su guitarra protesta,
que es su corazón también,
y a todos el son preciso,
José Ramón Cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.
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108. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
I. CANTALISO EN UN BAR
(Los turistas en el bar:
Cantaliso, su guitarra,
y un son que comienza a andar.)
––No me paguen porque cante
lo que nos les cantaré;
ahora tendrán que escucharme
todo lo que antes callé.
¿Quién los llamó?
108
Gasten su plata,
beban su alcol,
cómprense un güiro,
pero a mí no,
pero a mí no,
pero a mí no.
Todos estos yanquis rojos
son hijos de un camarón,
y los parió una botella,
una botella de ron.
¿Quién los llamó?
Ustedes viven,
me muero yo,
comen y beben,
pero yo no,
pero yo no,
pero yo no.
Aunque soy un pobre negro,
sé que el mundo no anda bien;
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109. NICOLÁS GUILLÉN
¡ay, yo conozco a un mecánico
que lo puede componer!
¿Quién los llamó?
Cuando regresen
a Nueva York,
mándenme pobres
como soy yo,
como soy yo,
como soy yo.
A ellos les daré la mano,
y con ellos cantaré,
porque el canto que ellos saben
es el mismo que yo sé.
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110. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
II. VISITA A UN SOLAR
(Turistas en un solar.
Canta Cantaliso un son
que no se puede bailar.)
––Mejor que en hotel de lujo,
quédense en este solar:
aquí encontrarán de sobra
lo que allá no han de encontrar.
Voy a presentar, señores,
110
a Juan Cocinero:
tiene una mesa, tiene una silla,
tiene una silla, tiene una mesa
y un reverbero.
El reverbero está sin candela,
muy disgustado con la cazuela.
¡Verán qué alegre, qué placentero,
qué alimentado, qué complacido
pasa la vida Juan Cocinero!
Interrumpe Juan Cocinero:
––¡Con lo que un turista traga
nada más que en aguardiente
cualquiera un cuarto se paga!
Sigue el son:
––...Y éste es Luis, el caramelero;
y éste es Carlos, el isleño;
y aquel negro
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111. NICOLÁS GUILLÉN
se llama Pedro Martínez,
y aquel otro,
Norberto Soto,
y aquella negra de más allá,
Petra Sardá.
Todos viven en un cuarto,
seguramente
porque resulta barato.
¡Qué gente,
que gente tan consecuente!
Todos a coro:
––¡Con lo que un turista traga
nada más que en aguardiente
cualquiera un cuarto se paga!
Sigue el son:
––Y la que tose, señores,
sobre esa cama,
se llama Juana:
tuberculosis en tercer grado,
por un resfriado
muy mal cuidado.
La muy idiota pasaba el día
sin un bocado.
¡Qué tontería!
¡Tanta comida que se ha botado!
Todos a coro:
––¡Con lo que un yanqui ha gastado
no más que en comprar botellas
se hubiera Juana curado!
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112. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
Termina el son:
––¡Turistas, quédense aquí,
que voy a hacerlos gozar;
turistas, quédense aquí,
que voy a hacerlos gozar,
cantándoles sones, sones
que no se pueden bailar!
112
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113. NICOLÁS GUILLÉN
III. SON DEL DESAHUCIO
––El alquiler se cumplió:
te tienes que mudar;
ay, pero el problema es serio,
muy serio,
pero el problema es muy serio,
porque no hay con qué pagar.
Si encuentras cuarto vacío,
te tienes que mudar,
y si acaso no lo encuentras,
te tienes que mudar.
Si el dueño dice: «Lo siento»,
te tienes que mudar;
pero si no dice nada,
te tienes que mudar.
Como quiera, como quiera,
te tienes que mudar;
con dinero, sin dinero,
te tienes que mudar;
donde sea, como sea,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar,
¡te tienes que mudar!
Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar,
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
––Escuche, amigo casero,
ayer me citó el Juzgado,
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114. CANTOS PARA SOLDADOS Y SONES PARA TURISTAS
y dije que no he pagado
porque no tengo dinero,
y estoy parado.
Yo no me voy a la calle,
porque la lluvia me moja;
venga usted, casero, y diga,
diga,
venga usted, casero, y diga,
diga,
si va a curarme el catarro,
si va a curarme el catarro,
después que el agua me coja.
Conozco hoteles vacíos
y casas sin habitantes:
¿cómo voy a estar de pie, 114
con tantos puestos vacantes?
Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar;
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
¿Es que a usted lo achica el miedo?
No, señor;
a mí no me achica el miedo,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo...
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116. EL SON ENTERO
GUITARRA
A Francisco Guillén
Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.
Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.
116
Arde la guitarra sola,
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.
Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,
y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.
¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!
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117. NICOLÁS GUILLÉN
Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero... 117
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
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118. EL SON ENTERO
MI PATRIA ES DULCE POR FUERA...
Mi patria es dulce por fuera,
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro.
¡Qué cielo de azul callado
mira impasible tu duelo!
118
¡Qué cielo de azul callado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
con ser tan azul tu cielo!
Un pájaro de madera
me trajo en su pico el canto;
un pájaro de madera.
¡Ay, Cuba, si te dijera,
yo, que te conozco tanto,
ay, Cuba, si te dijera,
que es de sangre tu palmera,
que es de sangre tu palmera,
y que tu mar es de llanto!
Bajo tu risa ligera,
yo, que te conozco tanto,
miro la sangre y el llanto,
bajo tu risa ligera.
Sangre y llanto
bajo tu risa ligera;
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119. NICOLÁS GUILLÉN
sangre y llanto
bajo tu risa ligera.
Sangre y llanto.
El hombre de tierra adentro
está en un hoyo metido,
muerto sin haber nacido,
el hombre de tierra adentro.
Y el hombre de la ciudad,
ay, Cuba, es un pordiosero:
anda hambriento y sin dinero,
pidiendo por caridad,
aunque se ponga sombrero
y baile en la sociedad.
(Lo digo en mi son entero,
porque es la pura verdad.) 119
Hoy yanqui, ayer española,
sí, señor,
la tierra que nos tocó,
siempre el pobre la encontró
si hoy yanqui, ayer española,
¡cómo no!
¡Qué sola la tierra sola,
la tierra que nos tocó!
La mano que no se afloja
hay que estrecharla en seguida;
la mano que no se afloja,
china, negra, blanca o roja,
china, negra, blanca o roja,
con nuestra mano tendida.
Un marino americano,
bien,
en el restaurant del puerto,
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120. EL SON ENTERO
bien,
un marino americano
me quiso dar con la mano,
me quiso dar con la mano,
pero allí se quedó muerto,
bien,
pero allí se quedó muerto,
bien,
pero allí se quedó muerto
el marino americano
que en el restaurant del puerto
me quiso dar con la mano,
¡bien!
120
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121. NICOLÁS GUILLÉN
SUDOR Y LÁTIGO
Látigo,
sudor y látigo.
El sol despertó temprano
y encontró al negro descalzo,
desnudo el cuerpo llagado
sobre el campo.
Látigo,
121
sudor y látigo.
El viento pasó gritando:
––¡Qué flor negra en cada mano!
La sangre le dijo: ¡vamos!
Él dijo a la sangre: ¡vamos!
Partió en su sangre, descalzo.
El cañaveral, temblando,
le abrió paso.
Después, el cielo callado,
y bajo el cielo, el esclavo
tinto en la sangre del amo.
Látigo,
sudor y látigo,
tinto en la sangre del amo;
látigo,
sudor y látigo,
tinto en la sangre del amo,
tinto en la sangre del amo.
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122. EL SON ENTERO
ÉBANO REAL
Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé:
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.
Arará, cuévano,
arará sabalú.
122
––Ébano real, yo quiero un barco,
ébano real, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
arará sabalú.
––Ébano real, yo quiero un cofre,
ébano real, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
arará sabalú.
––Ébano real, yo quiero un techo,
ébano real, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
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123. NICOLÁS GUILLÉN
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
arará sabalú.
––Quiero una mesa cuadrada
y el asta de mi bandera;
quiero mi pesado lecho,
quiero mi lecho pesado,
ébano, de tu madera,
ay, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
123
Arará, cuévano,
arará sabalú.
Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé:
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.
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124. EL SON ENTERO
SON NÚMERO 6
Yoruba soy, lloro en yoruba
lucumí.
Como soy un yoruba de Cuba,
quiero que hasta Cuba suba mi llanto yoruba,
que suba el alegre llanto yoruba
que sale de mí.
Yoruba soy,
cantando voy,
124
llorando estoy,
y cuando no soy yoruba,
soy congo, mandinga, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que empieza así:
Adivinanza
de la esperanza:
lo mío es tuyo,
lo tuyo es mío;
toda la sangre
formando un río.
La ceiba ceiba con su penacho;
el padre padre con su muchacho;
la jicotea en su carapacho.
¡Que rompa el son caliente,
y que lo baile la gente,
pecho con pecho,
vaso con vaso
y agua con agua con aguardiente!
Yoruba soy, soy lucumí,
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125. NICOLÁS GUILLÉN
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que sigue así:
Estamos juntos desde muy lejos,
jóvenes, viejos,
negros y blancos, todo mezclado;
uno mandando y otro mandado,
todo mezclado;
San Berenito y otro mandado,
todo mezclado;
negros y blancos desde muy lejos,
todo mezclado;
Santa María y uno mandado,
todo mezclado;
todo mezclado, Santa María,
San Berenito, todo mezclado, 125
todo mezclado, San Berenito,
San Berenito, Santa María,
Santa María, San Berenito,
¡todo mezclado!
Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que acaba así:
Salga el mulato,
suelte el zapato,
díganle al blanco que no se va...
De aquí no hay nadie que se separe;
mire y no pare,
oiga y no pare,
beba y no pare,
coma y no pare,
viva y no pare,
¡que el son de todos no va a parar!
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126. EL SON ENTERO
TURIGUANÓ
Isla de Turiguanó,
te quiero comprar entera
y sepultarte en mi voz.
¡Oh luz de estrella marina,
isla de Turiguanó!
––¡Sí, señor,
cómo no!
Isla de Turiguanó, 126
sin piratas quiero verte,
largo a largo bajo el sol,
suelta en tu coral redondo,
isla de Turiguanó.
––¡Sí, señor,
cómo no!
Hojas de plátano lento,
isla de Turiguanó,
despiertas cuando tú duermas
quiero en tu fiel abanico,
isla de Turiguanó.
––¡Sí, señor,
como no!
¡Vámonos al mar Caribe,
isla de Turiguanó,
en un velero velero,
sobre las aguas en vela,
isla de Turiguanó!
––¡Sí, señor,
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