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Alexandra Montoya. | Foto: Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“Solía escudarme en la voz de los personajes. Ahora digo las cosas como Alexandra”

Alexandra Montoya, de ‘La Luciérnaga’, cumplió 20 años en el programa.

21 de abril de 2015

Emular una voz es más que imitar un acento: hay asuntos de técnica, respiración, entonación, postura, vocabulario y otros, que afectan la parodia. Y todo esto lo sabe Alexandra Montoya, imitadora de personajes y humorista de ‘La Luciérnaga’, quien recientemente ajustó veinte años en los micrófonos del programa.

Reconocida por sus icónicas parodias de personajes como Natalia París, Claudia López, Íngrid Betancourt, Shakira, 'la boyacense' y otros, Alexandra ha estado al aire casi desde el comienzo del reconocido programa de Caracol Radio. Semana.com habló con la periodista sobre su llegada a ‘La Luciérnaga’ y sus métodos para aprender a imitar a un personaje, entre otros temas.

Semana.com: Con el cambio de los personajes de la vida pública hay voces que no se han vuelto a escuchar. ¿Cuál es la imitación que más extraña?

Alexandra Montoya: De las que ya no hago mucho, María Emma Mejía, a pesar de que de vez en cuando aparece en algún apunte con Alberto Casas. Pero recuerdo mucho a María Emma porque tiene un tono de voz diferente, más pausado. También, Paola Turbay, a ella ya no la hago mucho, sobre todo porque antes me escudaba en su voz para decir muchas cosas, que ahora ya las digo como Alexandra. Ya no me da tanta angustia dar algunas de esas declaraciones.

Hay otras, de las clásicas, que han estado siempre. Persisten al ser creaciones y no imitaciones, como 'la boyacense', un personaje que me acompaña desde la primera vez hasta hoy.

Semana.com: Y, de las voces que suenan ahora en el programa, ¿cuál es la que más le gusta hacer?

A. M.: En la actualidad hago mucho a Salud Hernández-Mora, Piedad Córdoba y Claudia López, entre otros. A veces, cuando son temas específicos como el aborto o la adopción, sale Viviane Morales. Digamos que esas han sido como las que últimamente predominan.

Semana.com ¿Cómo hace para imitar a un personaje nuevo? ¿Cuál es su proceso de aprendizaje?

A. M.: Hay unos que son fáciles porque el acento o el tono ayudan. Por ejemplo, Salud Hernández, pues se me facilitan los acentos españoles, argentinos, mexicanos, chilenos, etc. Pero cuando son acentos o tonos de voz muy neutros, cuesta un poco más de trabajo.

Digamos, las voces de Claudia López o Piedad Córdoba son planas, a pesar de ser muy enérgicas cuando hablan. Entonces lo que hago es tomar elementos de su discurso, su historia, sus expresiones, e intento, supongo, pensar como ellas.

Frente a una pregunta de Pascual Gaviria, por ejemplo, pienso: ¿qué respondería el personaje? Busco decir cosas que la imitada seguramente diría, y entonces salen diálogos como si estuvieran en el libreto, pero en verdad son cosas repentinas, como muchas del programa. Entonces, funciona.

También, trato de usar los personajes para decir las cosas que a mí no me quedan tan bien mencionar. Me explico: aunque pueda hacerlo, para hablar de impuestos no es Alexandra la que está fastidiada de pagarlos, sino 'la cachaca', que siente que está pagando más de la cuenta. La gente se siente identificada con eso. A mí no me gusta estar hablando como Dios, entonces con 'la cachaca' creo que la gente piensa: “Esta vieja está criticando lo que a mí me pasa”.

Semana.com: ¿Hay alguna imitación que no haya podido lograr?

A. M.: Yo misma me he puesto las barreras o los topes de las imitaciones. En el programa no me andan diciendo: “Necesitamos que saques urgentemente a este personaje”, sino que de pronto algún libretista me dice que si me gustaría comenzar a hacer un determinado personaje, a lo que les digo "Sí, estamos conectados, ya lo tengo", o "Déjame empiezo a mirarlo".

Clara López, por ejemplo, ha sido difícil.

Semana.com: Y, ¿qué personajes le salen con naturalidad?

A. M.: Claudia López o Diana Calderón, que es parte de la casa. Pero no es que automáticamente me salgan las cosas, sino que por ejemplo escucho a Diana decir “Buenas tardes, estamos en Hora 20”, y yo repito “Buenas tardes, estamos en Hora 20” como si fuera una grabadora. No estoy diciendo “me voy a poner a ensayar esta voz, de pronto me sirve”.

Distinto fue con María Emma Mejía y Noemí Sanín, que eran mujeres que hablaban todos los días y cuando me lo puse como reto eran políticas cada una con su estilo.

Me tocaba oír las grabaciones que tuviera por ahí a la mano, mirarme al espejo e intentar hablar como ellas, y con la práctica uno comienza a notar la diferencia entre los personajes. Y ahora son fáciles para mí, pero antes no encontraba la distinción entre los tonos, por ejemplo.

Semana.com: ¿Se siente como una 'veterana' frente a otros periodistas en la mesa, con menos tiempo en el programa?

A. M.: A pesar de que a veces me hacen bromas, me adapto a mis compañeros. Por ejemplo, con la llegada de Gustavo, al principio pues uno quiere seguir en su zona de confort, pero luego de los cambios empecé a darme cuenta de que el programa tenía un nuevo ritmo, donde los personajes hablan más y yo menos. Ese es el rol de Gustavo como director. Para eso está él.

Cualquiera que hubiera llegado, es un rol que no le deseo a nadie, porque se tiene que dejar una huella propia y Gustavo no puede copiar a nadie, sino que debe ser él mismo.

Pero todo está funcionando. Lo importante es que el equipo y él lo están haciendo bien.

Semana.com: ¿O sea que su relación con Gustavo ha sido buena?

A. M.: Sí, aunque al principio me preocupaba porque imitaciones que antes eran cortas se volvieron largas, y otras que eran largas se volvieron cortas, pero comprendí que es otro formato y las cosas son distintas.

No es una persona que llega, es más como un cambio en los tiempos. Ya me adapté. Pero es parte del cambio.

Semana.com: Como alguien que está en 'La Luciérnaga' casi desde que comenzó, ¿qué piensa de la gente que dice que pasa por un "mal momento"?

A. M.: Como en todo hay gente que le gusta y gente que no, y eso es completamente respetable. Uno también lee comentarios en las redes sociales y la gente dice que no, que el programa era mejor antes, porque las comparaciones no pueden faltar.

Yo creo que ahí el reto es para Gustavo por eso mismo, porque no van a dejar de compararlo siempre con alguien, entonces es más difícil para él. Yo sigo haciendo mi trabajo y lo apoyo en lo que haya que hacer.

Semana.com: ¿Cómo llegó a ‘La Luciérnaga’ hace 20 años?

A. M.: Yo trabajaba en las emisiones de William Vinasco y alguien me habló de Guillermo Díaz Salamanca, que necesitaba una voz para unos videos. Me puse en contacto con él, preparé las voces que necesitaban y le gustaron. Me preguntó qué más sabía hacer y le mostré.

Pero no me podían contratar de inmediato para el programa, no recuerdo por qué, entonces me pusieron en un cargo administrativo dentro de la compañía. El primer día que salí al aire en ‘La Luciérnaga’ me 'tiraron al agua', y me sentí como si llevara trabajando diez años con ese grupo. Había mucha confianza entre nosotros y les gustó lo que hice.

Al terminar, Hernán Peláez me dijo: “Bueno, la espero mañana”. Y así nos fuimos.

Semana.com: ¿Lleva la lista de cuántos personajes sabe imitar?

A. M.: No, la verdad es que se me olvidan. Hay algunos que ya no están porque físicamente fallecieron, otros porque hacían parte de un personaje de telenovelas, otros que de pronto no fueron tan exitosos o se quedaron en una sola vez, pero no sé cuántos sean a estas alturas.