AUGUSTA BÍLBILIS
AYUNTAMIENTO
DE
CALATAYUD
La leyenda de la Dolores CEMTUR

INDICE DE TEMAS:
LA LEYENDA
LA REALIDAD
¿QUIÉN FUE Y QUIÉN ES LA DOLORES?
EXTRAORDINARIO PATRIMONIO CULTURAL GENERADO POR "LA DOLORES"

Tríptico explicativo de la "LEYENDA DE LA DOLORES", copiado íntegramente en la web por ser de dominio público y poderse adquirir gratuitamente en el Excemo. Ayuntamiento de Calatayud y en el Centro Municipal de Turismo.

LA LEYENDA

Patio del "Mesón de La Dolores" 1996.

El mesón reconvertirlo en una Hospedería de Aragón. Fotografía de José Verón Gormaz.

Ardua tarea es pretender plasmar, en unas pocas líneas, la esencia, la magnitud y el alcance de una leyenda universal, vibrante como una jota aragonesa, especialmente atractiva por la magia que irradia, y aderezada por el morbo de una copla equívoca que campea a los cuatro vientos como emblema de Calatayud.

Esta leyenda, surgida de una copla anónima -el venero-, ha ido forjándose a impulsos de la labor creativa de dramaturgos, compositores, novelistas, cineastas, escritores, músicos, poetas..., y de la imprescindible aportación y colaboración popular, en el amplio escenario del mundo, y se ha convertido en un caudaloso río que vuelve a su lugar de origen, a Calatayud, con el cuño de la universal aceptación y el tesoro-regalo de un patrimonio cultural único y de primera magnitud.

Poco importa, a estas alturas, que hubiese una mujer, nacida en Calatayud, a la que con mayor o menor fundamento se le cantase la copla. Sí acaso, porque su extraordinaria belleza y la singularidad de la vida que le tocó vivir influyeron decisivamente en que su historia trascendiera.

Lo importante es la leyenda. La versión más conocida recoge la rústica ingenuidad de una moza honesta y caritativa que sirve en un mesón de Calatayud. Había sido seducida por un barbero llamado Melchor; y la pretenden un mercader ricachón, Patricio, y Rojas, un sargento petulante. De ella se enamora locamente el seminarista Lázaro, sobrino de Gaspara, la mesonera. En la lucha que por la Dolores sostienen Lázaro y Melchor, este último muere de una puñalada.

El escenario escogido por Felíu y Codina en su drama para el desarrollo de la ficción literaria en su drama "La Dolores", y por Bretón en su mundialmente famosa ópera, es la antigua posada de San Antón, desde hace un siglo conocida como "Mesón de la Dolores". Es un notable palacio del siglo XV -quizás el edificio civil más antiguo de Calatayud- entre cuyas paredes, bajo el arco del empedrado patio, junto a la reja y el brocal del pozo, es posible estuviese la Dolores real; pero en cualquier caso, encierra todo el poder de sugestión, de evocación y de fábula que es capaz de engendrar un mito.

Plaza Mayor de Calatayud. Acuarela.

Plaza Mayor de Calatayud en el siglo XIX. Acuarela de Aurelio Gotor.

LA REALIDAD

"La Dolores", María de los Dolores Peinador Narvión, nacida en Calatayud el 13 de mayo de 1819, recibiendo el bautizo en la iglesia de San Juan el Real. Fueron sus padres D. Blas, un apuesto teniente de los Reales Ejércitos y abogado, natural de Galicia; y su madre, Dña. Delfina Manuela, que pertenecía a una de las más distinguidas familias bilbilitanas.

En 1825, nombraron a D. Blas Alcalde-Mayor de Daroca, y dos años después fallecía en esta ciudad su esposa, dejando una cuantiosa herencia a Dolores y a sus hermanos. Al ser los hijos menores, se encargó de administrarla el padre.

D. Blas contrajo nuevas nupcias; ejerció durante tres años, a partir de 1832, como Alcalde-Mayor de Gerona y, posteriormente, como Juez de Primera Instancia. Al parecer se despreocupó de los hijos de su primer matrimonio; iban pasando los años, y no les entregaba la herencia.

 

Dolores, que poseía una excepcional belleza y apostura, se casó en secreto, en San Miguel de los Navarros de Zaragoza, en 1839, con Esteban Tovar. Era andaluz, acababa de dejar el Ejército siendo teniente ayudante del coronel de su Regimiento y, por lo visto, sólo pretendía el patrimonio que aún no estaba en poder de su mujer.

A partir de este momento, comenzó una interminable sucesión de litigios por la posesión de unos bienes que D. Blas se resistía a soltar. Los juicios fueron muy largos, complicados y agrios, pero, por fin, el total de la herencia recayó en Dolores y en Tovar. Mas no pudieron disfrutarla durante mucho tiempo, pues debido a la vida irregular y licenciosa que se atribuye a Tovar -y cabe suponer que algo le ayudaría Dolores- el caso es que fueron vendiendo sus propiedades, cuyo valor superaba los cien millones de pesetas actuales, y se quedaron poco menos que en la miseria.

Desde que se casaron hasta vencida la primera mitad del siglo vivieron en Calatayud, donde tuvieron cuatro hijos, Enrique, Amalia, Manuel y Emilia Cruz, y comenzó a forjarse la fama de la Dolores.

Luego se trasladaron a Madrid. Primero residieron en la calle de la Ballesta. En 1860 nació Casilda Enriqueta en la calle Cruz Verde, 20. En 1890, Dolores, ya viuda, vivía en la calle Jardines, 12, con su hijo Esteban, que había nacido en la Villa y Corte en 1857. La última etapa de su vida en Madrid transcurrió en muy especiales circunstancias. Dolores falleció el 12 de agosto de 1894 en el Palacio de los Marqueses de Altamira, situado en la calle Flor Alta, 8, bajo, y fue enterrada en el Cementerio de la Almudena.

Aunque parezca paradójico, el exhaustivo conocimiento de su vida real contribuye a realzar más aún, si cabe, la figura legendaria de "La Dolores", que, asociada con Calatayud, se conoce en el mundo entero.


¿QUIÉN FUE Y QUIÉN ES LA DOLORES?

Fue una mujer, y como tal, sujeta a las leyes de la vida, con sus altibajos, con sus grandezas y debilidades. Destacaba por una excepcional belleza que condicionó su existencia. Le tocó vivir en una época conflictiva, llena de rencores colectivos y de intransigencia. Su propia vida estuvo mediatizada por la ambición de un padre y de un marido que se disputaron la cuantiosa herencia que le pertenecía.

En esta tesitura, abandonada de sus parientes más allegados, al encontrarse entre la espada de los agravios y una pared de desamor y de indiferencia, ¿pudo Dolores buscar fuera del hogar el calor que le faltaba?, ¿por capricho?, ¿como venganza?, ¿por alguna otra causa? En cualquier caso, lo menos importante es la certeza y los motivos, porque de humanos es transgredir las normas establecidas.

Ahora bien, esta mujer; Dolores Peinador, por más que fuese protagonista de hechos notables, al no tener éstos relevancia histórica, su recuerdo se hubiese ido diluyendo, difuminando en el más completo olvido.

Cuadro de Garnelo Alda.

Cuadro de Garnelo Alda, presentado en la Bienal de Madrid de 1894. Fue adquirido por la infanta Isabel. En la actualidad se encuentra en paradero desconocido.

Pero el pueblo, con una copla anónima, creó el germen que propició el nacimiento de "La Dolores". Y este personaje nuevo, modelado, impulsado por la fantasía y el arte de compositores, libretistas, dramaturgos, cineastas, escritores, poetas..., y contando, por supuesto, con la receptividad y participación de las gentes de todos los ámbitos, ha ido adquiriendo matices, perfiles y una dimensión inusitada, convirtiéndose paulatinamente en un ser legendario, en un mito que ha dejado de pertenecer únicamente a Calatayud al ser ya patrimonio universal.

Nombre y rúbrica de La Dolores.

Nombre y rubrica que figura al pie de una comanda fechada el 11 de octubre de 1845.

EXTRAORDINARIO PATRIMONIO CULTURAL GENERADO POR "LA DOLORES"

Entre las composiciones musicales con el título de "Dolores" destacan: Sinfonía, de Mariano Obiols (1867); Tanda de valses, de Emile Walteufel (1880); Serenata, de Carosio (1916); Poema sinfónico "Una noche en Calatayud", de Pablo Luna (1924); Marcha española, de José Sentís (1927); y Vals, de Rampaldi (1930).

La primera película sobre "La Dolores", de Fructuoso Gelabert y Enrique Gimeno, se filmó en 1908; y a ella le siguieron las versiones de Maximiliano Thous (1923); de Florián Rey con Conchita Piquer (1939); "La copla de la Dolores", de Benito Perojo, con Imperio Argentina (1947), y "Alma aragonesa", en color de José Ochoa, con Lilián de Celis (1961).

Entre las obras teatrales y zarzuelas, destacan: El drama de Felíu y Codina (1892); "Dolores... de cabeza o El colegial atrevido", parodia de Granés, música de Arnedo (1895); "Doloretes", boceto Iírico dramático de Arniches, música de Vives y Quislant (1901); "La hija de la Dolores", glosa dramática, de Fernández Ardavín (1927); "Si vas a Calatayud", zarzuela de César de Haro y el maestro Esquembre (1932), y "Lo que fue de la Dolores", comedia dramática de Acevedo (1933).

Escena del 2º acto.

Escena del 2.º acto de la ópera de Bretón "La Dolores", que la empresa Verdí Concerts, dirigida por Francisco Alonso, presentó los días 18 y 19 de septiembre de 1998 en el Teatro Villamarta de Jerez. Los decorados son de Julián Molina.

Novelas: "La María", de Darío Pérez inédita (1895); "La Dolores. Historia de una copla", de Felíu y Codina (¿1897?); "Dolores o la Moza de Calatayud", de Alvaro Carrillo (1900); y "Calatayud -una ilusión- o La copla de la Dolores", de Elías Filpi Labruna (1984).

Entre las muchas composiciones populares que existen, la más divulgada y conocida es, sin ninguna duda, el pasodoble "Si vas a Calatayud", de Salvador Valverde y Ramón Zarzoso (1944).

Pero quizás, el mayor conocimiento, proyección y consolidación de la leyenda a nivel universal sea debido a su incorporación al mundo de la lírica. A la ópera de Bretón, la más representada (Madrid, 1895), se unen las de Auteri Manzocchi (Florencia, 1875); la ópera cómica de Desiré Henri Prys (Turnai 1883); la ópera de André Pollonnais (Niza, 1897); el mimodrama musical de Adams y de Sentís (Marsella, 1919); la opereta de Robert Stloz (Budapest, 1919); la ópera de Germaine Tailleferre (París, 1950); el "roman musical" de Michel Maurice Lèvy, libreto de Louise Marión, basado en la novela "Flor de mayo", de Blasco Ibáñez (París, 1952), y el ballet Iírico dramático "¿Quién fue la Dolores?", interpretado por Baluarte Aragonés, con la colaboración de Antonio Sánchez Portero y dirección de José Miguel Pamplona. (Calatayud, 1994).

Situación Calatayud.

 
Texto y archivo: Antonio Sánchez Portero